LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN XVII

29 08 2018

 

Tonal y Nagual - 10b

LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN XVII

EL TONAL Y EL NAGUAL-SÈPTIMA PARTE

EL NAGUAL HUMANO/ SEGUNDA PARTE

“El nagual y el tonal. Una vez te dije que esos dos puntos estaban fuera de uno mismo y a la vez no lo estaban. Esa es la paradoja de los seres luminosos. El tonal de cada uno de nosotros es solo un reflejo de ese indescriptible, desconocido, lleno de orden: el gran tonal; el nagual de cada uno de nosotros es solo un reflejo de ese indescriptible vacío que lo contiene todo: el gran nagual”.

Carlos Castaneda

“El orden de nuestra percepción es el dominio exclusivo del tonal, solo allí pueden nuestras acepciones tener continuidad, solo allí son como escaleras en las que uno puede contar los peldaños. No hay nada por el estilo en el nagual. Por ello, la visión del tonal es una herramienta y como tal no es solo la mejor herramienta, sino la única que tenemos.”´

“Esta es la explicación de los brujos. El nagual es lo impronunciable. Todos los sentimientos y todos los seres, y todos los uno mismo,  que son posibles, flotan en él para siempre, como barcas apacibles y constantes. Entonces la goma de la vida pega a algunos de ellos. Cuando la goma de la vida pega a esos sentimientos se crea un ser, un ser que pierde el sentido de su verdadera naturaleza, y se ciega con el brillo y el clamor del área done están los seres en el tonal. El tonal es donde existe toda la organización unificada. Un ser entra al tonal una vez que la fuerza de la vida ha unido los sentimientos que se necesiten. Una vez te dije que el tonal empieza al nacer y termina al morir, lo dije porque sé que apenas la fuerza de la vida deja el cuerpo todos esos pedazos aislados o que forman el racimo se desintegran y regresan al sitio de donde vinieron: el nagual.

Lo que un guerrero hace al viajar a lo desconocido se parece mucho a la muerte, excepto que su racimo de sentimientos aislados no se desintegra, sino que se expande un poco sin perder la únión. En la muerte, sin embargo, todos se hunden en lo profundo y se mueven por su propia cuenta, como si nunca  hubieran sido unidad.

Carlos Castaneda.

 

—Eso te demostrará que el ser hechicero no es gran cosa. Isidoro Baltazar es hechicero; ser un hombre de conocimiento es algo diferente. Para ello los hechiceros deben esperar a veces toda una vida.

—¿Cuál es la diferencia? —pregunté.

—Un hombre de conocimiento es un líder —explicó en voz baja, sutilmente misteriosa—. los hechiceros precisan de líderes para guiamos hacia y a través de lo desconocido. Un líder se revela por sus acciones; no tienen precio, lo cual significa que no se los puede comprar, sobornar, adular o mistificar. Se acomodó mejor en su silla, y dijo que todos los de su grupo habían acordado estudiar a los líderes a través de la historia para descubrir si alguno de ellos llegó a justificar su condición de tal.

—¿Ha encontrado usted algunos que lo lograron?

—Algunos —admitió—. los que encontramos podrían haber sido naguales. los naguales son, pues. líderes naturales, hombres de tremenda energía que se convierten en hechiceros agregando un hito más a su repertorio: lo desconocido. Si esos hechiceros llegan a convertirse en hombres de conocimiento no existe prácticamente límite a lo que pueden alcanzar.

—¿Pueden las mujeres…? —No me permitió terminar.

—Las mujeres, como descubrirás algún día, pueden hacer cosas infinitamente más complejas aún.

Ser en el ensueño de Florinda Donner Grau

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COMENTARIO PERSONAL

He estado bloqueado durante un tiempo, no podía seguir con el tema del nagual hasta encontrar el párrafo de la metáfora de las barcas apacibles y constantes que flotan en la infinitud del nagual. Lo necesitaba porque era la piedra angular sobre la que edificar mi subjetiva explicación de lo que es el nagual, el tonal, el nagual humano, el  pequeño tonal dentro del gran tonal, lo que es el nacimiento, lo que es la muerte según la filosofía chamánica de Castaneda. No lo conseguía encontrar porque me obcecaba en buscarlo en la N de nagual en mi agenda, cuando en realidad estaba en la B de brujo, la explicación de los brujos. Por pura casualidad hoy lo encontré, buscando algo en mi agenda, tras leer las páginas correspondientes al día de hoy del libro de Florinda. Allí he encontrado también algunos conceptos interesantes que me ayudarán a comenzar a edificar ese pequeño edificio que pretende ser mi explicación personal de estos temas. Tal vez tenía que comenzar a leer el libro de Florinda para que la metáfora de las barcas y el nagual humano encajaran. Uno nunca sabe por qué a veces no encuentra lo que busca y por qué a veces encuentra lo que ya no busca. En el tonal existe el tiempo y el tiempo es importante cuando hay que encajar piezas, porque cada una de ellas existe en un tiempo y la totalidad de esas piezas unidas existe en otro tiempo, apresurarse, saltarse los tiempos establecidos nos lleva a resultados parciales que pudieran haber sido completos de haber tenido un poco de paciencia y esperado el tiempo necesario. Hacer lo que uno tiene que hacer, sí, pero cuando tiene que hacerlo, también.

Yo pensaba que un nagual humano era el escalón supremo en la evolución de un guerrero, pero la lectura del libro de Florinda ha cambiado ese pensamiento.  Recordemos:

—Un hombre de conocimiento es un líder —explicó en voz baja, sutilmente misteriosa—. los hechiceros precisan de líderes para guiamos hacia y a través de lo desconocido. Un líder se revela por sus acciones; no tienen precio, lo cual significa que no se los puede comprar, sobornar, adular o mistificar. Se acomodó mejor en su silla, y dijo que todos los de su grupo habían acordado estudiar a los líderes a través de la historia para descubrir si alguno de ellos llegó a justificar su condición de tal.

Un guerrero es un brujo, un hechicero, un hombre de conocimiento, un nagual. Pensaba que todo eran escalones, primero te haces aprendiz de guerrero, luego llegas a ser brujo, hechicero y a veces tras toda una vida, consigues ser hombre de conocimiento. Pensaba que un nagual era el guerrero que ha conseguido completarse y de esta forma se transforma en nagual, pero este párrafo del libro de Florinda parece indicar algo totalmente distinto. Se podría decir que un nagual es un líder que los hechiceros necesitan para guiarnos hacia y a través de lo desconocido. Esto parece indicar que ser un guerrero, un brujo, un hechicero, un hombre de conocimiento no es suficiente “per se” para convertirte en nagual y guiar al grupo de guerreros hacia la brecha del mundo físico, a través de la que todos pasan para encontrarse con el Águila. También parece indicar que no todos los guerreros están capacitados para ser líderes de grupo y enseñar a los que llegan. Se necesita un líder, un nagual, pero éste no tiene que ser necesariamente ya un guerrero, un grujo, un hechicero, basta con que sea un líder. Y a éste líder se revela por sus acciones. Ahora sí, tiene sentido que cuando aparece Castaneda, sin ser un guerrero, cuando don Juan inicia su adiestramiento e iniciación, ya sabe que es un nagual, aunque su error, como él mismo confiesa, es haber pensado que era un nagual de cuatro puntas, para los que ya hay una norma, una Regla, y no uno de tres puntas, para los que no hay Regla y hay que buscarla.

Castaneda es un nagual por su condición de liderazgo, pero ni siquiera es aún un guerrero, tiene que ser adiestrado, iniciado, puesto a prueba y de ello se encargarán don Juan y don Genaro.” los naguales son, pues. líderes naturales, hombres de tremenda energía que se convierten en hechiceros agregando un hito más a su repertorio: lo desconocido. Si esos hechiceros llegan a convertirse en hombres de conocimiento no existe prácticamente límite a lo que pueden alcanzar”. De esta forma se podría decir que cualquier líder natural, cualquier hombre de tremenda energía que aparece a la vista de un guerrero, de un grupo de guerreros, de un hechicero, y sobre todo de un nagual, se convierte en un candidato a dirigir esa formación guerrera. Cuando hay otros naguales que dirigen otros grupos, éstos ayudan al nuevo nagual a encontrar todos los componentes que necesitan para su grupo, las guerreras de los cuatro puntos cardinales, los guerreros, los propios, etc etc.

Estos líderes naturales pueden tener tendencia a convertirse en naguales, añadiendo un hito más a su repertorio: lo desconocido. Pero, en mi opinión, no siempre tiene que ser así, un líder puede pasar de largo ante esta oportunidad y de hecho don Juan le dice repetidas veces a Castaneda que puede volver a su vida anterior si así lo desea. La trampa que se le tiende, que don Juan tiende a Castaneda, es la de mantenerle engañado sobre lo que está haciendo con él hasta que una vez ha dado los primeros pasos en el camino del guerrero, una vez que don Genaro le asusta mostrándole el nagual, ya es muy difícil echarse para atrás, hay que encontrar una explicación para lo vivido, ya no se puede regresar a la vida anterior y pensar que todo será igual que antes porque las experiencias vividas cambian definitivamente la vida del que se acerca al camino del guerrero. Pueden haber existido muchos de estos líderes naturales que han pasado de largo, han regresado a sus vidas pasadas y se han convertido en líderes, políticos, intelectuales o de cualquier otro tipo, pero no se han transformado en los naguales de su grupo de guerreros. Este es un tema interesante para elucubrar, pero no nos aporta nada en el estudio del nagual humano.

Tenemos, pues, cuatro conceptos muy importantes hasta ahora: El tonal, el Nagual, el pequeño tonal o ser humano, sin perjuicio de que se pudiera englobar aquí a los animales, y el nagual humano. Es importante tener en cuenta que “El nagual y el tonal. Una vez te dije que esos dos puntos estaban fuera de uno mismo y a la vez no lo estaban. Esa es la paradoja de los seres luminosos. El tonal de cada uno de nosotros es solo un reflejo de ese indescriptible, desconocido, lleno de orden: el gran tonal; el nagual de cada uno de nosotros es solo un reflejo de ese indescriptible vacío que lo contiene todo: el gran nagual”.

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No somos islas independientes de los demás y de la realidad, sino barcas “. El nagual es lo impronunciable. Todos los sentimientos y todos los seres, y todos los uno mismo,  que son posibles, flotan en él para siempre, como barcas apacibles y constantes”.  Este es un concepto fundamental y extraordinario que de alguna manera armoniza con el mundo de la física cuántica que llevo estudiando algunos años. Ahora mismo estoy leyendo el libro de Stephen Hawking, El gran diseño, y encuentro sorprendentes semejanzas con este concepto.

Cómo nacemos y por qué nacemos es la gran pregunta que nos hacemos todos y a la que nos gustaría poder responder en algún momento de nuestra vida o de nuestras vidas. La metáfora de las barcas, meciéndose apaciblemente en la infinitud del nagual, es un poco como el caldo cósmico de las partículas subatómicas y la goma con la que se pegan esas barcas hasta formar una entidad suficiente, con suficiente consciencia, para que pueda nacer como ser humano, también se parece mucho a la vinculación de las partículas y su relación, empujadas por las grandes fuerzas cósmicas que a Hawking le gustaría unificar en la gran teoría de la unificación.

En el libro tibetano de los muertos se habla también del nacimiento, solo que de otra forma. No hay pegamento que una a esas barcas hasta conseguir la consciencia elemental, sino que los difuntos permanecen moviéndose de acá para allá, de acuerdo la movilidad extrema de su mente que no es capaz de permanecer quieta, hasta que, rechazada la liberación que se les va ofreciendo por los diferentes Bodhisattvas acaban entrando en alguna de las matrices que les llevarán a los diferentes mundos o dimensiones, humana, animal, dioses, etc. Parece haber un abismo irreconciliable entre estas filosofías, la budista y la chamánica, en la que la reencarnación no parece posible, sin embargo yo me hago algunas preguntas.

No todos los seres que se reencarnan ya se han reencarnado muchas veces, tiene que haber una primera vez. Cierto que el tiempo solo funciona en el tonal, en el mundo físico, pero el nacimiento ocurre ahí, en el tonal; como es lógico en algún momento del tiempo. ¿Qué ha ocurrido antes? ¿Cómo se forma una consciencia que luego se reencarna en un cuerpo físico?

Según la religión cristiana y algunas otras religiones o filosofías religiosas es Dios quien crea el alma para que se reencarne en un cuerpo físico concreto. Si eso no fuera posible o el vehículo fuera destruido antes o después de nacer, el alma pasaría a una dimensión llamada Limbo. En el budismo naces una vez pero has nacido ya muchas veces, si el cuerpo se destruye antes de nacer esperas a otra reencarnación. Dios no crea el alma directamente para que se encarne en un cuerpo físico concreto, no existe el ego, todo es un engaño de Maia. Los materialistas piensan que somos cuerpo, que nacemos por una serie compleja de vinculaciones de células, guiadas por el código genético. Al morir desaparece el cuerpo y con él desaparecemos nosotros. Toda podrá ser explicado alguna vez, cuando la ciencia esté suficientemente avanzada.

¿Qué ocurre en la filosofía chamánica de Castaneda? El nagual es infinito, invisible, misterioso, en él flota todo como barquichuelas apacibles. De pronto se produce una vinculación a través del pegamento vital. “Todos los sentimientos y todos los seres, y todos los uno mismo,  que son posibles, flotan en él para siempre, como barcas apacibles y constantes. Entonces la goma de la vida pega a algunos de ellos. Cuando la goma de la vida pega a esos sentimientos se crea un ser, un ser que pierde el sentido de su verdadera naturaleza, y se ciega con el brillo y el clamor del área done están los seres en el tonal”. Se podría decir que la fuerza vital atrae y vincula, pega, como las partículas subatómicas, cuánticas, se vinculan y se pegan por la atracción de las fuerzas físicas.  Pero hay algo interesante, se habla también de sentimientos que navegan como barcas en el nagual, también se podría hablar de pensamientos, aunque no se dice expresamente. Es decir que en ese océano invisible del nagual flota todo, todo lo que no sea tonal, claro, porque los pequeños tonales pertenecen al gran tonal. Entonces habría que preguntarse cómo pueden existir emociones, sentimientos, pensamientos en el nagual. Para ello tendría que haber previamente seres humanos con emociones y pensamientos que al morir son absorbidos por el nagual y flotan a la deriva. O no, si lo miramos desde la perspectiva del Águila y sus emanaciones, se podría decir que todo lo que existe o puede existir está en la mente del Águila y es proyectado en emanaciones, creando todo lo existente, todas las dimensiones. Son emanaciones compulsivas, son órdenes, imposibles de bloquear, somos pues esclavos de la emanación a la que pertenecemos, por eso un guerrero busca la libertad como última y única meta.

Existe la infinitud del tonal a la que pertenece nuestro pequeño tonal y existe la infinitud del nagual a la que pertenece nuestro nagual humano. Podríamos intentar crear líneas y fronteras, pero no las hay. “El orden de nuestra percepción es el dominio exclusivo del tonal, solo allí pueden nuestras acepciones tener continuidad, solo allí son como escaleras en las que uno puede contar los peldaños. No hay nada por el estilo en el nagual. Por ello, la visión del tonal es una herramienta y como tal no es solo la mejor herramienta, sino la única que tenemos.”´ Así pues somos un pequeño tonal porque en el nagual  se han pegado “cosas”. “El tonal es donde existe toda la organización unificada. Un ser entra al tonal una vez que la fuerza de la vida ha unido los sentimientos que se necesiten. Una vez te dije que el tonal empieza al nacer y termina al morir, lo dije porque sé que apenas la fuerza de la vida deja el cuerpo todos esos pedazos aislados o que forman el racimo se desintegran y regresan al sitio de donde vinieron: el nagual”.

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De esta manera para el chamanismo de Castaneda no existe la creación del alma por Dios que se une a un cuerpo, lo que ocurre es que la fuerza vital pega todo lo necesario para que se produzca una consciencia, un individuo que nace al tonal. No sabemos qué es necesario, ni cuánto, cuántos sentimientos, emociones, pensamientos, etc etc. En algún momento las barquitas apacibles que nadan en el nagual se pegan y se convierten en un gran barco que es el individuo, la consciencia. No existiría el karma, no nacemos en un determinado cuerpo porque tenemos un karma que pagar, ni tenemos estas emociones, sentimientos y pensamientos porque hemos vivido otras vidas y las arrastramos a esta. Se podría decir que nacemos como somos porque determinadas barquitas que flotan en el nagual se han unido debido a la fuerza vital. Sería algo aleatorio, sería la suerte la que hace a algunos como son y la mala suerte la que nos hace a otros como somos. Eso no parece muy justo. Pero sobre la lógica y la justicia y otros temas, hablaremos en el próximo capítulo. Aún queda mucho, casi ni hemos empezado.

 

 

 

 

 

 

 





LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN XV

19 01 2018

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LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN XV

 

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EL TONAL Y EL NAGUAL/ QUINTA PARTE

IMAGINANDO EL NAGUAL

Somos tan egocéntricos, estamos tan pagados de nosotros mismos que nos sentimos incapaces de imaginar algo que no seamos nosotros, todo lo que existe tiene que estar hecho a nuestra imagen y semejanza, girando a nuestro alrededor como los planetas giran alrededor del sol. Si existen otras consciencias, otras formas de ser, no pueden ser diferentes a nuestra consciencia y a nuestro ser. Sí, podemos imaginar consciencias más amplias, lo mismo que podemos imaginar a otros más inteligentes que nosotros, aunque nos cuesta un poco, podemos forzar nuestra imaginación hasta el límite para pintar todo tipo de entidades extraterrestres, pero se parecen tanto a nosotros que en realidad no estamos haciendo otra cosa que ponerles las cabezas más grandes o más picudas, más brazos, quitarles o ponerles pelo, hacerles telépatas por naturaleza, vestirles con toda clase de tecnologías mucho más avanzadas que las nuestras y situarles en mundos que se parecen al nuestro como dos gotas de agua.

Podemos imaginar nuestro universo y extenderlo hasta el infinito como alargamos el chicle que tenemos en la boca, más planetas, más soles, más galaxias, más espacios interestelares vacíos, más, más, más de todo. Aún así nos cuesta un enorme esfuerzo pensar que no estamos solos, que no somos el centro del universo, que la aleatoriedad ha trabajado duramente para formar solo un tipo de criatura consciente a la que le ha entregado un universo infinito que nunca podrá recorrer ni conocer, solo para que se sienta feliz y extasiada mirando ese inmenso jardín desde la terraza de su casa.

Hormigueros

Podemos pisar un hormiguero como quien pisa un pequeño montículo de tierra y la muerte de miles de hormigas no suponen para nuestra consciencia ni un bit de memoria, y en cambio pensamos que de existir fuerzas poderosas, infinitas, todopoderosas, tendrían un exquisito cuidado con nosotros, seres conscientes, que sufrimos, que merecemos lo mejor de lo mejor. Ellas, las fuerzas poderosas, si son tan poderosas, tan infinitas, tan omniscientes y omniconscientes, deberían cuidar de nosotros como cariñosas madres e impedir que diéramos el menor paso en falso. Creemos que el hecho de haber alcanzado la consciencia, aunque sea limitada, aunque solo sea un escalón de la pirámide, nos hace especiales, divinos, inapreciables, deberían mimarnos como al bebé que va a transformar a la humanidad, al mundo, a la galaxia, al universo. Así pues no deberíamos morir, ni mucho menos desaparecer en la nada, nos merecemos vivir para siempre, ser inmortales, que se nos conceda siempre una oportunidad y otra, y otra, y otra más. Somos capaces de destruir a nuestros semejantes, con la misma consciencia que la nuestra, idénticos a nosotros, podemos incluso desmembrarles, decapitarles, torturarles, podemos pisotearles como a hormiguitas, nosotros que somos algo tan pequeño, tan diminuto, tan poca cosa. Y en cambio estamos convencidos de que las fuerzas poderosas nos van a tratar mejor de lo que nosotros tratamos a nuestros semejantes.

Cuando don Juan habla de que la humanidad, lo humano, ocupa una parte tan pequeña, tan diminuta, en la consciencia del Águila, la mente universal, que sería estúpido por nuestra parte pensar que va a escuchar nuestras plegarias para mantenernos con vida y salvarnos de todas las inclemencias de la vida, no somos capaces de imaginar qué haríamos nosotros con un hormiguero si fuera preciso destruirlo para que miles de personas se salvaran de alguna catástrofe. Lo haríamos sin más, sin pensarlo, porque el ser humano está por encima de las hormigas, lo mismo que está por encima de los animales de los que se alimenta y de los vegetales que cosecha y digiere, acabando con su naturaleza vegetal. Somos carnívoros, somos caníbales, somos omnívoros, somos depredadores, somos un pozo sin fondo a la hora de acabar con cualquier tipo de vida si de esta manera nosotros seguimos vivos. Esa parece ser la ley natural, un perro se come a un gato, un lobo se come a un perro y el humano se come todo lo que tiene a mano. No nos conmueve que un depredador se coma a otro que se ha comido a indefensos y pacíficos bóvidos que a su vez se han alimentado de toda clase de vegetales, porque hay una escala natural en la que los de arriba se comen a los de abajo y éstos a los de más abajo.  Y sin embargo nos aterroriza la posibilidad de que las entidades que están por encima de nosotros, las fuerzas poderosas se alimenten también de nosotros. Es cierto que no las hemos visto canibalizar cuerpos humanos, aunque la historia humana está repleta de sacrificios humanos a los “dioses”, pero a lo mejor es que no necesitan alimentar cuerpos que ya no tienen, pero tal vez sí necesiten alimentar consciencias, cuerpos energéticos que no pueden “vivir del aire”, en frase coloquial, porque todo lo que existe, de alguna manera, necesita “canibalizar” otras formas de vida. Puede que esas fuerzas poderosas se alimenten de nuestras consciencias, de nuestros pensamientos, de nuestras emociones y sentimientos, de nuestra fuerza vital, y puede que nos tengan como nosotros tenemos a las vacas, para alimentarnos de su leche y de su carne, como tenemos a las ovejas, para utilizar su lana, su leche y su carne. Puede que las fuerzas poderosas estén ordeñando nuestros pensamientos, emociones, sentimientos, nuestras consciencias, sin que nosotros, “tan conscientes”, nos demos cuenta. Puede que, si las fuerzas poderosas, son tan “humanas” nos traten mejor de lo que nosotros tratamos a los animales, vegetales y entorno. En lugar de encerrarnos en apriscos nos dejan pastar libremente, incluso es posible que hayan llegado a un pacto amistoso, en sueños nos alimentáis con vuestras consciencias, nos entregáis un diezmo de todo, aunque eso suponga la pérdida de memoria, de consciencia, de lo que sea, y nosotros a cambio os dejamos vivir un tiempo más, os damos una ración de fuerza vital para que al despertar os encontréis mejor y podáis decir: ¡qué bien me siento, qué bien he descansado, cómo me he recuperado después de lo mal que estaba ayer!

Somos tan egocéntricos que no podemos imaginar que haya criaturas, entidades, que se alimenten de algo distinto a lo que nosotros nos alimentamos, si tienen cuerpo deben alimentarse de materia y si no tienen cuerpo no existen porque no existe nada que no se pueda ver. El mundo invisible es un delirio de cuatro locos que se lo han inventado para no aceptar que somos mortales, que nos vamos a morir todos y dentro de muy poco, que así son las cosas porque la aleatoriedad así lo ha querido, y aunque lo hubiera querido de otra manera, las leyes físicas lo habrían impedido, porque blá, blá y blá.

Si una entidad, cualquiera que sea, no puede estar vacía para siempre, no puede existir sin “alimentarse”, de comida, de pensamientos, de emociones, de consciencia, de energía sutil, de energía menos sutil, de corrientes energéticas espirituales, de lo que sea, está claro que la pirámide de la existencia tiene que ser necesariamente “caníbal”, onmívora, todos los que están arriba tienen que alimentarse de los que están abajo, porque esa es ley natural, porque los que están arriba son más “listos y poderosos” y por lo tanto están en condiciones de alimentarse de sus inferiores, lo que no resulta tan sencillo para estos inferiores que solo podrían hacerlo pillando descuidados a los de arriba, como un león puede pillar a un humano sin fusil, en campo abierto, y devorarlo.

PIRÁMIDE ESPIRITUAL

Solo existe una posibilidad de que esto no sea así, y es la de que las consciencias superiores se vayan haciendo más y más empáticas, conscientes, generosas, fraternales, espirituales, conforme vayan ascendiendo en la pirámide evolutiva espiritual. Yo no me comería a mi gato, porque le quiero, convivo con él, hablo con él, puedo entender de alguna forma sus maullidos y he aprendido a verlo como una personita, como una consciencia, distinta a la mía, tal vez un poco inferior, aunque no lo creo, pero con la que me puedo comunicar, lo mismo que me podría comunicar con un ruso, aunque no hablara su idioma y él el mío, porque estamos a un mismo nivel de consciencia y si no nos entendemos hablando nos podemos entender por gestos o miradas o dándonos un abrazo. Es lo mismo que yo hago con mis gatos, no entiendo el contenido de sus maullidos pero distingo perfectamente cuando están enfadados porque me he olvidado de ponerles pienso en el comedero, o cuando maúllan mimosamente, como dándome las gracias, como diciéndome que me quieren y entonces pueden llegar a imitar el lenguaje humano hasta extremos hilarantes, pueden ser como niñitos humanos. Ellos no pueden entender el contenido de mis palabras, pero saben perfectamente cuándo estoy enfadado con ellos, o cuándo quiero mimos o cuándo estoy preocupado por lo que les pueda pasar. Puedo ver cómo un perrazo se lanza sobre un gatito, lo estruja en la boca y lo podría haber matado sin más de no haber intervenido yo. Lucho con el perrazo para salvar a una personita, no a un juguetito mecánico, y cuando lo salvo es como si hubiera salvado a otro ser humano y me siento vinculado a ese pobre gatito, y lo cuido hasta que sale adelante y lo adopto. Y cuando veo a otro perrazo hacer lo mismo con otro gatito intento salvarlo, pero no lo consigo y el gatito muere en mi cama y se pone rígido con el “rigor mortis” y se convierte en una especie de palo con pelos. Y es como si se me hubiera muerto un ser querido y sufro.

Todo esto está muy bien y nos da una idea de cómo pueden actuar las entidades superiores, las fuerzas poderosas, con nosotros, pero no explica lo que harían si no tuvieran otra opción que alimentarse de nosotros, lo mismo que yo, que tanto quiero a los gatos, me vería obligado a comérmelos si viviera en una isla desierta y solo hubiera gatos para comer. Tendría que decidir entre morirme yo o “canibalizar” gatos. ¿Es esto lo que ocurre con las fuerzas poderosas? Podríamos pensar que ellas están por encima de todo esto, que ya no necesitan alimentarse de nada, pero me pregunto de qué se puede llenar un cántaro vacío si necesita estar lleno para estar vivo, para permanecer existiendo.  Esta es una pregunta aterradora y que pocas veces, o ninguna, nos hemos hecho. Como somos tan egocéntricos que pensamos que estamos en el centro del universo, en lo alto de la pirámide y que todo lo demás está sometido a nosotros, ni nos planteamos la posibilidad de que nosotros seamos tan solo un escalón en esa pirámide evolutiva, “canibalizadora”. Cuando nos ocurren desgracias las achacamos a la mala suerte, salvo los “creyentes” que las achacan a un castigo divino, puesto que es evidente que no puede ser un premio. Pero castigo ¿por qué? ¿Porque canibalizamos a los demás, a todo bicho viviente? ¿Acaso no se hace lo mismo en la gigantesca pirámide cósmica de la existencia?

La reflexión de don Juan da para mucho y es aterradora. Por eso la posibilidad de negociar con el Águila la libertad de seguir existiendo libremente es una especie de don envenenado, es como si yo le prometiera a una hormiga perdonarle la vida a cambio de que traiga hasta mi puerta tantas miguitas de pan que yo tenga para comer durante un año. A algo así me suena cuando don Juan me dice que tengo que recapitular mi vida con tanta concentración, intensidad, trabajo, esfuerzo, sufrimiento, para conseguir un doble con el que “engañar” o satisfacer al Águila, que se alimenta de consciencias, como para que me deje seguir existiendo y siendo libre para siempre. Me suena a eso, a hormiguita que debe llevar miguitas de pan día tras día, hasta que esa entidad superior, en este caso humana, quede satisfecha.

COSMOS

¿Será por eso que en el universo físico existen distancias tan incomprensibles entre planeta habitado y planeta habitado? ¿Será por eso que cada planeta sería una especie de isla desierta en cuarentena de la que no puede salir barca alguna para surcar el océano? ¿Será por eso que estamos prisioneros de nuestro entorno –un planeta=isla desierta- para que la “canibalización” entre todos los seres de esa isla desierta, sometidos a una jerarquía de consciencias, no se “extienda” a todo el universo? Así pues, la infinitud del universo y los espacios vacíos o en blanco, tendrían sentido. Solo quienes alcancen un estado tal de consciencia y una evolución tal que les permita no alimentarse de otras criaturas, sino desprenderse de su cuerpo físico para no tener que hacerlo, serían autorizados a abandonar estas islas-desiertas-planetas para ascender a otros planetas o planos de existencia donde la “canibalización” no sería una guerra a muerte entre criaturas o entidades conscientes, sino una “comunicación libre y generosa” entre esas entidades. ¿Qué otra cosa sino sería el amor? El amor no es otra cosa que dar libremente, con generosidad y felicidad, lo que otra criatura que necesita alimentarse nos arrebataría por la fuerza. Si pensamos que el amor es el alimento del cuerpo causal o alma puesto que le da felicidad y la felicidad es el alimento del cuerpo causal, como dice el budismo, estaríamos ante entidades que ya no necesitan alimentarse de cuerpos físicos o de materia para seguir existiendo, sino de una energía sutil y maravillosa llamada amor, o cariño, o entrega de la propia consciencia. Así pues, en planos superiores de consciencia, los habitantes se “alimentarían” de amor, libremente entregado por otras criaturas. El cántaro debe estar llenándose constantemente para seguir existiendo, los cántaros vacíos se rompen y se mueren.

Pero lo mismo que el amor es entregar libremente alimento a otras criaturas para que no perezcan, el odio y el mal sería arrebatarles a esas criaturas su consciencia y su libertad para alimentarse a su costa sin su permiso. Lo mismo que un psicópata, asesino en serie, torturador, secuestraría a alguien para violarle, apoderarse por la fuerza del alimento que necesita, un poco de cariño, de comunicación, de intercambio, de lo que sea, en el universo podrían existir entidades que se alimentaran de nuestras consciencias por la fuerza, sin pedir permiso, sin dejarnos la opción de la entrega voluntaria, serían las fuerzas del mal, la oscuridad.

Si suponemos que, como he dicho más arriba, un cántaro no puede estar vacío para seguir existiendo, si suponemos que lo mismo que un cuerpo físico necesita alimentarse de otros cuerpos físicos o “paquetes de materia”, otras entidades más evolucionadas necesitarían de la energía del amor, o de un trocito de consciencia, libremente entregada para seguir existiendo, en este caso amor, o arrebatada por la fuerza, en este caso maldad demoniaca.

Habría otra opción, por supuesto, que todas las criaturas, en lugar de alimentarse las unas de las otras y las otras de las unas, se alimentaran de la Totalidad, o sea de Dios. Si te llenas de Dios no necesitas llenarte de los otros, si llenas el cántaro con elixir de la vida no necesitas llenarlo de agua, de vino o de lo que sea. Claro que si decides llenarte de Dios, para no alimentarte de los otros, sabes que el cántaro explotará, puesto que no puede contener la infinitud. Es decir, desde el momento en que decidas alimentarte de Dios y no de los otros debes explotar, o lo que es lo mismo destruir tu “ego”. Y aquí entramos en lo que se podría denominar la puerta de entrada al shamadi, al nirvana, al éxtasis místico, porque no puedes llenar tu cántaro sin renunciar a que las paredes de arcilla estallen en mil pedazos, o lo que es lo mismo, si no renuncias a tu yo, a tu vida física, a tu consciencia parcial, nunca podrás alimentarte del Todo, de la consciencia total.

Y de esta forma, lo mismo que en el universo físico parecen existir apriscos-planetas, donde unas determinadas y concretas criaturas, se relacionan entre sí para aprender que la canibalización constante del prójimo no es la solución, en el universo invisible existirían una especie de “apriscos” complejos y muy diferentes, puesto que no existe espacio donde hacer agujeros para que unas cosas estén separadas de las otras y leyes, como la gravedad, que impedirían que los habitantes de unos apriscos se desplazaran a otros para “alimentarse”.

Y aquí podemos atravesar la puerta, la puerta existente entre la primera atención y la segunda, y desplazarnos de la isla del tonal al océano del nagual, puesto que si el tonal aunque infinito es una isla, el nagual, que es mucho más infinito, digámoslo así, sería el océano que rodea la isla del tonal. ¿Qué nos podemos encontrar allí al traspasar la puerta? No lo sabemos, es el misterio de la existencia, pero para eso tenemos la imaginación, para atravesar, no solo puertas, sino paredes, dimensiones, lo que sea, porque no hay obstáculo para la imaginación, solo las jaulitas de pajaritos atemorizados que nos construimos nosotros mismos y en las que nos encerramos para huir del horror del conocimiento, de la infinitud del misterio. Pero nosotros, como guerreros impecables, hemos perdido el miedo y por lo tanto vamos a atravesar la puerta que separa al tonal del nagual y vamos a imaginar lo que nos encontraremos al otro lado. No habrá espacios vacíos, agujeros entre planeta y planeta, porque ya hemos dejado el mundo físico, pero tal vez existan paredes de niebla, entidades de todo tipo que se alimentan de nuestras consciencias y a las que nosotros deberemos enfrentar o con las que deberemos pactar. Tal vez nos encontremos con aliados, con polillas del conocimiento,  con planos astrales, con universos de energía, con toda clase de entidades y entornos inimaginables. Y tal vez la infinitud del Águila se nos haga más comprensible, a pesar de no tener en su interior planetas y estrellas y galaxias, pero la infinitud de las consciencias puede ser mucho más infinita que la infinitud de la materia, porque la materia ocupa espacio, pero la consciencia no.  Y tal vez nos atrevamos a mirar fijamente las emanaciones del Águila, y entonces moriremos, salvo que los guerreros se unan, porque un guerrero en solitario no puede enfrentarse a una emanación, lo mismo que una persona necesita compañía para enfrentarse a la vida.