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LA LEY DE LOS TRES CÍRCULOS X
FILOSOFÍA ESENCIAL DE LA PAREJA
Es necesario en este capítulo sentar las bases filosóficas esenciales de las relaciones de pareja si queremos delimitar claramente las metas a las que se puede aspirar viviendo en pareja, hasta dónde nunca se podrá llegar y sobre todo para situar en su debido lugar el estado de pareja en relación con la vida personal de cada individuo, con la familia, la sociedad, la humanidad y sobre todo con la evolución espiritual, de la consciencia, de cada persona o entidad espiritual.
Hay que tener muy en cuenta las siguientes condiciones, para no caer en utopías románticas que no llevan a parte alguna, salvo a vivir en mundos de colorines, en burbujas que acaban explotando al menor alfilerazo:
-La muerte no suele ser la primera causa de separación en una relación de pareja, la ruptura de la relación acostumbra a ocurrir antes por la terrible erosión de la convivencia, por lo que algunos llaman incompatibilidad de caracteres o por acontecimientos traumáticos que la pareja no es capaz de asumir y asimilar. Por lo tanto eso de “hasta que la muerte nos separe” no deja de ser una utopía tan alejada de la realidad que aspirar a ella es como aspirar a vivir muchos años, a veces sucede y a veces no.
-“Y los dos serán una sola carne”, es otra de esas utopías que hacen mucho daño porque alejan a la pareja de la realidad. No quiere decir, por supuesto, que la vinculación sea tan fuerte que, incluso fuera del sexo, la unión de cuerpos resulte algo asombroso. Incluso como metáfora de la unión de personalidades, de identidades, de individualidades, no deja de ser una aspiración romántica con muy poca base. Sin dejar de ser cierto aquel refrán que dice que dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición, siendo muy cierto que la vinculación energética es muy intensa en la pareja, no podemos aspirar a un imposible. En este blog estamos viendo la exposición de la teoría de la vinculación de Milarepa, en la que vemos que en el mundo subatómico o cuántico las partículas se unen entre sí, entregando parte de su mundo atómico y recibiendo a cambio parte del mundo atómico de la otra persona con la que se están vinculando. Esto es cierto, pero sabemos muy bien que incluso en el mundo atómico se producen las rupturas y éstas pueden llegar a convertirse en auténticas explosiones nucleares. En las técnicas de psicomagia estamos viendo cómo se expande la consciencia, como una esfera que va ampliando su radio de acción y vinculándose con todo aquello que le rodea, de una forma especial y peculiar cuando se encuentra con otras esferas de consciencia o personalidades. No podemos expandir nuestra consciencia sin vincularla y no nos podemos vincular sin sufrir con los demás, debemos de olvidarnos de una vez para siempre del craso error de pensar que la expansión de consciencia nos da poder y con él nos convertimos en reyes de un universo que nos está sometido. Quienes así piensan acaban en las garras de lo oscuro, de la magia negra, de la maldad pura y dura, en lugar de vincular acaban sometiendo, torturando, aniquilando, y acaban siendo sometidos, torturados y aniquilados, porque la ley del karma es inquebrantable. Así pues la pareja solo puede aspirar a un estado provisional de vinculación que les causará mayor o menor felicidad y que permitirá la expansión de esa consciencia de pareja a otros, formando así una familia que es la imagen del primer círculo.
-Podemos echar el agua de una tinaja al océano y será absorbida sin el menor problema, pero no podemos intentar llenar con el agua de nuestra tinaja a otra tinaja que está repleta con su propia agua. Podemos aspirar a la fusión con el Todo, a romper la tinaja de nuestra individualidad y a ser absorbidos por el gran océano. Que esto lo hagamos a través de la relación de pareja, a través del servicio a los demás, de la vinculación amorosa con todo lo existente en un viaje místico o que nos entreguemos en las manos de Dios, como padre, dejando que su infinita inmensidad de consciencia nos absorba, son solo diferentes caminos para llegar a la misma meta. Pero lo que no podemos hacer es fusionarnos totalmente con otra persona. Sería como intentar mezclar el agua de dos cántaros para que fueran uno solo. Uno, generosamente, intenta vaciarse en el otro, pero no lo consigue porque el otro está lleno con su propia agua, así que el agua que entrega se pierde en el suelo. Puede ocurrir que el otro, repleto de su agua, de su egoísmo, no sea capaz de aceptar este sacrificio del otro, pero también puede ocurrir que sí quiera aceptarlo y como no puede recibir ni una gota más decida hacer lo mismo para que el otro pueda recibir algo de su agua. ¿Cómo hacerlo? Los dos cántaros están llenos, hasta que uno se vacíe no se puede ir llenando con el agua del otro y al revés. Solo queda que ambos arrojen algo de su agua al suelo, donde se perderá sin el menor fruto o lo entreguen a otros cántaros que han sido vaciados en parte por avatares de la vida. De alguna forma un cántaro se debe vaciar si quiere ser llenado con el agua del otro o de los otros. Es una ley cósmica inquebrantable, si quieres llenarte de algo exterior a ti, tendrás que vaciarte de lo que ya hay en tu interior. En la relación de pareja esto solo puede llevarse a cabo si amplían su primer círculo, si se abren a los demás. Por lo tanto la aspiración de una pareja como tal pareja es limitada por su propia naturaleza, no pueden intercambiar el agua de sus cántaros ni las pueden fusionar a un cincuenta por ciento, porque eso solo es posible si ambos cántaros echaran su agua a un recipiente exterior, para que allí se fundieran, se fusionaran y luego pudieran ser absorbidos, al cincuenta por ciento por cada cántaro. Podría hacerse si el vacío del cántaro no fuera otra cosa que la muerte o si el agua fuera echada al océano, que no es la muerte sino la fusión con el Todo, no hay más opciones.
-A una pareja solo le queda morir juntos de amor, como Tristán o Isolda, fundirse con el océano, como dos gurús que han alcanzado a la vez el nirvana o simplemente vivir en pareja, conscientes de que cada uno de ellos es un cántaro, con su propia agua, que se pueden vincular, intercambiando un poco de su agua, fusionándose un poco, a través del cariño, del amor, de la convivencia, de las metas en común, de los hijos, de una vida que se intenta sea lo más unida y feliz posible, pero nunca superarán su propia naturaleza, son dos cántaros y no uno, cada uno de ellos tiene su propia agua, su propia personalidad, carácter, ideas, sentimientos. Y serán los dos una misma carne solo es posible si se cumple el paso previo, Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. Una sola carne para siempre=a ser pefecto=a formar parte del Todo. En este mundo, en esta realidad, eso no es posible, por lo tanto o la pareja lo acepta o deciden alcanzar el nirvana, juntos, o aceptan las mezquindades y miserias de dos cántaros repletos de su propia agua que intentan intercambiarlas a lo largo de una vida.
-La vida de pareja, como vida de un primer círculo, está sometida a sus leyes, hay que aceptar que aunque tenga sus peculiaridades, como son las leyes de la vida en común de dos cántaros, en general se funciona igual dentro del sub-círculo de la pareja que en el primer círculo en general. No queda otra que adaptarse a las leyes del primer círculo y a los matices que supone vivir en un círculo aún más estrecho, la vida de pareja.
LEYES PECULIARES DE LA PAREJA
-El sexo no es una condición única y propia de la pareja pero sí es cierto que sin sexo una pareja no funciona, al menos tal como conocemos actualmente la pareja. Si en un tiempo la procreación para la supervivencia de la especie fue una condición básica de la pareja, por lo tanto el sexo era esencial, actualmente hay otras vías para que la especie humana no se extinga. Los avances médicos, genéticos, tecnológicos, biológicos, etc etc, permiten el nacimiento de un bebé humano sin sexo. La pareja ha dejado de ser el único camino para la supervivencia de la especie, todo ha cambiado. Es cierto que el sexo y no la pareja era el instrumento básico de la naturaleza para generar vida humana, pero nadie puede negar que la pareja era la fórmula ideal para que los retoños sobrevivieran física y psicológicamente. Las condiciones naturales y sociales, dejando de lado las filosofías religiosas, obligaron a seguir el camino de la pareja en lugar de otros caminos, factibles, pero bastante menos positivos. Dejando de lado que una mala pareja puede ser mucho peor que una comunidad donde los niños son criados y educados por todos, no debemos olvidar que una pareja que no cumple las leyes del primer círculo y del sub-círculo o círculo íntimo de la pareja ha dejado de ser una pareja, transformándose en una relación patológica puesto que una relación económica, de supervivencia, de simple amistad, será cualquier otra cosa menos una relación de pareja. Debemos ser muy precisos con las definiciones porque si en cualquier definición cabe todo deja de ser definición, la que es tal porque pone límites haciendo que las partes no sean iguales que el todo. Si cambiamos la definición de pareja, si cambiamos la definición de primer círculo, cambiamos su naturaleza y por lo tanto hay que empezar de cero, con nuevas definiciones y nuevas leyes. Lo mismo ocurre con la familia, con la amistad y con cualquier otro tipo de relaciones interpersonales. Lo que no quiere decir que los conceptos y estructuras actuales no puedan evolucionar y ser superados. Pero si lo son hay que empezar de cero con las nuevas estructuras y conceptos. Lo importante, lo básico, lo esencial es algo que no puede cambiar y lo básico es: Que somos individuos, personalidades, que los individuos y personalidades o personas se relacionan entre sí en lo que llamamos relaciones interpersonales. Si esto cambiara, si dejáramos de ser individuos, personas, si dejáramos de necesitar la relación, estaríamos hablando de otros mundos, de otras realidades, que no son ésta, por lo tanto estaríamos haciendo ficción, ciencia ficción, estaríamos fantaseando y no viviendo en la realidad.
-El sexo, dentro de este concepto y estructura, es imprescindible en la pareja, aunque actualmente no sea imprescindible para la generación de nuevos especímenes humanos. Si en una pareja no hay sexo podríamos hablar de amistad, de una pareja que ha evolucionado con el tiempo y las circunstancias generando otra forma de convivencia para la que podríamos buscar un nombre, pero no sería una pareja como tal. Una pareja de ancianos que han dejado de tener sexo por la edad, las circunstancias o cualquier otro motivo pueden seguir conviviendo y comportándose como tal pareja, el cariño es una de las leyes básicas de la pareja y mientras exista uno puede tener la sensación de que la pareja sigue existiendo, pero no es así, aunque no tenga otro nombre o no se haya buscado, al fallar una de las leyes básicas en las relaciones de pareja, la vinculación y relación a través del sexo, se ha generado otra estructura distinta. Una relación sin sexo puede llamarse amistad y no pasa nada. Una relación sexual puede llamarse amistad con derecho a roce o de cualquier otra manera, pero si no se cumplen las leyes básicas de la pareja llamarla así sería desvirtuar la definición de pareja y si en una definición cabe todo, como hemos dicho antes, deja de ser definición.
-Lo mismo que no puede existir una relación de primer círculo si no se cumplen las leyes básicas de las relaciones de primer círculo, tampoco puede existir una relación de pareja si no se cumples las leyes básicas de esta relación, y lo mismo ocurre con la amistad o cualquier otro tipo de relación de primer círculo. Si no se cumplen estaríamos en el segundo o tercer círculo. Todo comportamiento impropio de un círculo es patológico. No podemos ser amigos de alguien si le estamos haciendo la puñeta todo el tiempo, si fuera así y el otro aceptara seguir siendo nuestro amigo habría caído en una patología, en un trastorno de la personalidad. Tenemos el caso sangrante y muy actual del maltrato y hasta el asesinato en las relaciones de pareja. ¿Acaso alguien piensa que eso es una relación de pareja, una relación de primer círculo? Ese “la maté porque era mía” es una relación cuarto círculo, infernal, nadie puede creer que eso sea una relación de pareja, una relación de primer círculo. Son estas confusas y diabólicas ideas las que hacen de nuestra sociedad un auténtico infierno. Si queremos vivir una relación de primer círculo tenemos que cumplir las normas del primer círculo, si nos conformamos con una relación de segundo círculo no podemos exigir al otro que cumpla las normas del primer círculo y si estamos en el tercer círculo, el de los desconocidos, solo nos queda cumplir las normas de ese círculo, vive y deja vivir, o si queremos ir progresando tendremos que cumplir las normas de los círculos más interiores, sí o sí, no hay otra salida.
-La mayor parte de los conflictos que se generan en las relaciones interpersonales, entre personas de buena voluntad, no ya “buenos” en el buen sentido de la palabra bueno, son causados por el desconocimiento o la no aceptación de estas leyes. No podemos creer que una relación de primer círculo, basada en el cariño, va a funcionar sin cariño; ni que uno puede funcionar a las mil maravillas en una relación de primer círculo con normas del segundo o del tercero, y a su vez no podemos creer que podemos pasar de un círculo exterior a un círculo interior sin la plena aceptación y cumplimiento de las leyes de esos círculos. Creer eso es patológico y genera toda clase de conflictos hasta llegar a la brutalidad, salvajismo e inhumanidad de ciertas relaciones que pueden terminar con la muerte del otro. Hay círculos, como el cuarto, el círculo infernal, el círculo del odio, en el que solo cabe la violencia, el odio, la muerte, la aniquilación de la personalidad, porque así son las leyes de éste círculo, quien decida entrar en él a sabiendas sabe lo que le espera. Aceptar que no podemos relacionarnos con los demás sin odio, brutalidad e inhumanidad es asumir que hemos decidido vivir en el infierno y entonces no podemos quejarnos de las consecuencias, los diablos andarán sueltos y nadie estará a salvo. Si no somos capaces de una buena relación con los demás, si no podemos aceptar las leyes del primer círculo, por lo menos debemos asumir algo básico: vive y deja vivir, si no podemos vivir en un primer círculo, al menos intentemos vivir en el segundo, y si no, asumamos que el tercer círculo, el de los desconocidos, no es tan malo si al menos vivimos y dejamos vivir. Es cierto que si no vivimos en un primer círculo, por pequeño que sea, por básico que sea, es más que posible que acabemos sufriendo algunas patologías, enfermedades mentales, trastornos de la personalidad, necesitaremos ayuda profesional, necesitaremos cambiar nuestra forma de pensar, nuestros sentimientos y asumir que el primer círculo es muy exigente. Lo que no podemos hacer es engañarnos, creer que vivimos en un primer círculo, familiar o amistoso, cuando no se cumplen las leyes de ese círculo. El haber nacido en una familia no significa que estemos en ese primer círculo, la sangre solo es sangre para el primer círculo y el afecto es la verdadera sangre que vincula en un primer círculo. Muchas familias se han convertido en auténticos infiernos porque pretenden dar la imagen de un primer círculo a cualquier precio o aguantan en él pensando que no pueden romper supuestas leyes tan elementales como la de la sangre, la genética, la aleatoriedad de haber nacido de unos determinados padres y no de otros, en una determinada familia y no en otra, en una sociedad o país y no en otro. No elegimos dónde nacemos pero sí podemos elegir dónde viviremos. Somos libres y el que renuncie a su libertad que luego no se queje de vivir en el infierno, porque el infierno es eso, la falta de libertad.
-La ley del tiempo es también básica. No permanecemos en un círculo para siempre, eso dependerá de nosotros, de los otros, de que se tomen o no decisiones libres. Hay cosas que no podemos controlar, al menos no del todo, como sentir deseo sexual por una persona toda una vida, pero hay otras que sí se pueden controlar, como el afecto, el cariño, es decisión nuestra, es trabajo de todos los días. Si no podemos permanecer en un círculo, retirémonos de él, pero no forcemos la situación hasta que todo se deteriore hasta extremos que generen conflictos, violencia, incluso salvajismo. Nadie es amo de nadie, todos somos libres, y es en la libertad y en el afecto donde se fraguan las relaciones. Podemos elegir los círculos a los que vamos a pertenecer, si no podemos amar, al menos sí está en nuestras manos no odiar. La humanidad debe elegir si va a pertenecer al cuarto círculo, del odio, el círculo infernal, o al primer círculo, el del afecto más íntimo e intenso. Si el cuarto círculo se hace tan extenso que nos abarca a todos estamos en el infierno y entonces solo queda rezar para que Dios nos ampare.
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