SEGUNDA PARTE
LA FUGA DE LOGAN-PRIMERA PARTE- LA NEGACIÓN
Quienes hayan visto este clásico del cine o leído la novela de William F. Nolan y George Clayton Johnson saben muy bien de qué estoy hablando. Para quienes desconozcan esta historia es preciso hacer una breve sinopsis.
Logan vive en una ciudad-cúpula de la que nadie puede salir. La acción se sitúa en un hipotético futuro. La vida es casi perfecta o…casi. Los habitantes deben morir muy jóvenes, porque la sociedad no tiene medios ni logística para soportar la superpoblación o el envejecimiento de sus habitantes.
A pesar de verse obligados a morir jóvenes, todo el mundo parece muy contento. Es curioso. Claro que hay una explicación. Los muertos se reencarnan y comienzan a vivir de nuevo esos treinta años –según creo recordar- que se autoriza a vivir a la población. No importa morir si luego te reencarnas una y otra vez para vivir en la misma ciudad maravillosa, disfrutando de una vida placentera.
Claro que hay algo que no encaja. ¿Cómo saben que se van a reencarnar? ¿Qué pruebas tienen de ello? En este punto es donde comienza la intriga de la película. Al llegar al límite de edad, una extraña lucecita que llevan injertada en la palma de la mano pasa a rojo. Ahora saben que ha llegado el momento de participar en una agradable ceremonia, un ritual alegre y divertido, la rueda de la reencarnación. Las manos se unen y todos comienzan a dar vueltas en el aire. Por supuesto que son destruidos, pero eso no importa, porque todos creen a pies juntillas en la reencarnación.
Nuestro protagonista, Logan, ha disfrutado de esa maravillosa vida reservada a los residentes en la ciudad cúpula. Ahora ha cumplido los treinta años y la lucecita de la palma de su mano pasa a rojo. Debe participar en la rueda y esperar la reencarnación. Es entonces cuando comienza a plantearse algunas preguntas. La vida muelle que ha llevado hasta ahora carece de sentido si tiene que morir. Investiga y descubre verdades muy dolorosas. Descubre que les han engañado, les han mentido. Todo es una farsa. Nadie vuelve a renacer. Quien muere bien muerto está. Aún hay algo mucho más terrible. En realidad la rueda de la reencarnación tiene otro fin mucho más terrible y repugnante. Con los cuerpos de los fallecidos se fabricarán alimentos y otros productos necesarios para la supervivencia de sus habitantes.
¿Será verdad que el mundo exterior es inhabitable y que allí nadie puede sobrevivir como les han enseñado desde su nacimiento? Logan no solo es un habitante de la ciudad, también forma parte de sus cuerpos de seguridad que se dedican a perseguir a los fugados, a quienes huyen de la rueda porque no creen en esa farsa. Antes era policía y ahora se transforma en fugitivo.
El final de la historia no viene a cuento y tampoco tendría sentido que profundizara en algunos detalles de la misma. Lo que me interesa es recalcar el engaño en el que ha vivido el protagonista, cómo creía a pies juntillas en aparentes verdades que nunca fueron probadas. Cómo al principio se niega a aceptar la verdad que va descubriendo e intenta continuar con su vida hasta donde sea preciso. Cómo luego se ve obligado a doblegar su creencia ante la realidad incontrovertible.
Nuestro Logan particular, el protagonista de esta historia, de esta parábola del bunker, tiene muchos puntos de contacto con el protagonista de la película. Pero sigamos desde donde nos habíamos quedado. Es una historia tan larga como la vida misma, incluso más.
Si a nuestro hombre no le hubiera vuelto a suceder aquello, es decir, descubrir un intruso dentro de su bunker, que él creía inexpugnable, nada de lo que va a suceder sería posible. Un simple hecho, aunque sea milagroso, se oculta y esconde en el fondo de nuestro subconsciente, para que no de la lata. Sin embargo cuando el hecho se repite una y otra vez, un día y otro, entonces te ves inmerso, de pronto, en la primera etapa de la fuga de Logan: la negación.
Nuestro Logan regresó aquella noche a la cama, se volvió a dormir, y al día siguiente ya había olvidado lo ocurrido. Pero para su desgracia uno no puede estar huyendo para siempre de la realidad, ni puedes evitar mirarte al espejo alguna vez. Puede que aquella experiencia no se repitiera al día siguiente o dentro de una semana o dos o un mes o tal vez un año o dos. Sin embargo era preciso que se volviera a repetir… y así ocurrió.
Aunque ha intentado dormir todas las noches de un tirón, aunque se ha tomado somníferos y aunque se haya tapado los oídos con tapones y escondido la mirada, hundiendo la cara en la almohada, una determinada noche en un tiempo inconcreto Logan se levantó de la cama para ir al baño o a donde fuera. Volvió a escuchar al intruso o a los intrusos moviéndose por la casa y haciendo ruido. Aunque su voluntad pugnó por llevarle de nuevo al lecho y olvidar, su curiosidad pudo más.
Bajó por las escaleras hasta el salón y allí estaba de nuevo el intruso. Puede que no fuera el mismo. En realidad Logan no llegó a verle muy bien la primera vez, algo que tal vez hiciera adrede para no verse obligado a afrontar la realidad de las cosas. Ni siquiera podría decir si era hombre o mujer, anciano o niño. Tal vez fuera solo una sombra. Sin embargo ahora quiere cerciorarse, su curiosidad puede más que su miedo, y se acerca, con precaución, sin hacer ruido, tratando de pasar desapercibido, pero se acerca.
El intruso está sentado tranquilamente en “su” sofá, viendo en “su” televisión, comiéndose “sus” patatas fritas y bebiendo “su” cerveza. Por si esto fuera poco. Logan descubre, pasmado, que está viendo uno de sus vídeos familiares. Allí aparece su esposa, sus hijos, sus suegros, sus amigos, y algunas personas más. Es una fiesta de cumpleaños de su hija pequeña. Podría aceptar, a regañadientes, que el intruso le viera a él solo, incluso desnudo y haciendo el payaso, en el video que grabó para su esposa, como juego erótico. Pero no puede aceptar que el intruso esté viendo escenas familiares que afectan a sus seres queridos. No, eso no. Hasta ahí podríamos llegar. Llamará a la empresa de seguridad que le instaló el sistema infalible y perfecto, a prueba de intrusos, les pedirá explicaciones, les obligará a devolver su dinero y luego buscará otra empresa más fiable.
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