LOCOS EGREGIOS XI

17 02 2024

      LOCOS EGREGIOS

OSKAR KOKOSCHKA

…sobre escollos negruzcos

Se precipita ebrio de muerte

El temporal abrasador…

LA NOCHE

TRAKL ANTE EL CUADRO DE OSKAR AL QUE LLAMÓ LA NOVIA DEL VIENTO

Leyendo el libro de Andrea Camilleri, La criatura del deseo, sobre la relación entre Oskar y Alma Mahler, he recordado cómo hace años oí hablar de este pintor sin dar el paso de intentar conocer su vida y obra. Tal vez se debiera a que su fama de excéntrico, pervertido, raro, me hiciera pensar en que se trataba de un enfermo mental, uno más, y a pesar de lo mucho que he escrito en este blog sobre enfermedad mental, ya me sentía un poco harto de tanto escritor, artista, músico, intelectual con claros rasgos de enfermo mental. Sigo estando convencido de que la enfermedad mental poco tiene que ver con un desarrollo extremo de la creatividad. A lo largo de mi vida como enfermo mental he conocido a muchos enfermos que poco o nada tenían de genios, ni siquiera de creadores o autores en el terreno de la cultura. El hecho de que haya muchos escritores, músicos, artistas, con claros signos de enfermedad mental, diagnosticados o no, poco o nada tiene que ver con una supuesta exacerbación de la creatividad debido a la aparición de la enfermedad mental. Mi experiencia como enfermo mental y escritor, creador, me dice que ambas condiciones no tienen que ir necesariamente unidas. Lo mismo que en el difuso terreno de la normalidad hay toda clase de personas (hay gente pa tó, como dijo aquel torero cuando le presentaron a un escritor), en el mundo de la enfermedad mental hay toda clase de personas, buenas, malas, regulares, creativas, menos creativas, nulidades, altas, bajas etc etc, por lo que no es de extrañar que también nos encontremos con creativos y artistas de toda clase y condición. Sería interesante conocer una estadística a fondo sobre el grado de genialidad y creatividad entre las consideradas personas normales y los que sufren alguna enfermedad mental. Sería interesante, pero no conozco ninguna estadística, ni creo que exista. En el supuesto de que algún día se lleve a cabo esta curiosa experiencia, no creo que en el mundo de la enfermedad haya una gran desproporción respecto a la genialidad y la creatividad con el mundo de la normalidad.

Dicho esto, una posible disculpa tonta por mi desconocimiento de este genio de la pintura, debo decir que no he encontrado ningún trabajo sobre la posible patología o enfermedad mental que pudo haber sufrido Oskar, no al menos en Internet, por lo que me limitaré a un análisis nada profesional de su vida y su conducta respecto a la posible existencia de una enfermedad mental. Empezando por lo que más me ha llamado la atención, la existencia de una madre al parecer muy controladora y autoritaria, en el libro de Camilleri se mencionan detalles tan reveladores como que Oskar buscara estudios lejos de la casa de su madre para evitar que ésta conociera a su amante, y cuando la pareja de amantes rompió, se cuenta cómo la madre de Oskar paseaba frente a la casa de Alma con una mano en el bolsillo de su abrigo, como si portara una pistola, como intentando sugestionarla con la macabra idea de que si volvía con su hijo, sería capaz de pegarle un tiro.

Esto me hace recordar lo que un psiquiatra me dijo un día cuando me propuso llevar a cabo un psicoanálisis en profundidad, es decir durante muchos años o toda la vida. Después de una consulta rápida que me hizo pensar que prefería buscarme otro porque aquel parecía seguir a rajatabla el popular dicho de que un psiquiatra suele estar más “tocado” que sus pacientes, intentó convencerme de que iniciara el psicoanálisis con él, puesto que sin duda me iba a curar. Estaba convencido de que la causa de todos mis problemas mentales estaba en la relación con mi madre. Sin perjuicio de que esto pudiera ser muy freudiano o muy junguiano, o muy psicoanalítico, siempre he creído que no deja de ser un lugar común sin más verosimilitud que la que uno quiera darle. La relación con la madre, especialmente con una madre controladora y autoritaria, no deja de ser una buena razón para pensar en que determinada patología puede tener relación con ello, pero una enfermedad mental no tiene una única causa ni una causa básica, en ella hay de todo, desde algo de genética, algo del ambiente familiar y cultural donde se ha desarrollado el enfermo y de otros desencadenantes que hayan podido hacer aflorar el trauma o la enfermedad. Sin embargo, este dato me parece bastante relevante a la hora de analizar la personalidad y la patología del ilustre genio. Una madre dominante y controladora y un hijo que la deja hacer, sin oponerse férreamente a ello, y tomar las medidas oportunas, ya es de por sí bastante indicativo de una enfermedad mental, como las manchas rojas lo son del sarampión. El hecho de que en un hospital militar de Viena fuera sometido cada dos semanas a descargas eléctricas para provocarle artificialmente espasmos cerebrales como cuenta en su biografía, tampoco parece un hecho de una relevancia absoluta. Yo mismo fui sometido a electroshock durante mi juventud, pero eso no confirmó ningún diagnóstico de enfermedad mental, simplemente experimentaron conmigo como con una cobaya. Las autoridades sanitarias del ejército deciden mandarlo a Estocolmo para ser paciente del profesor Barany, un estudioso de los trastornos cerebrales que en 1914 había recibido el premio Nobel.  Allí lo tratan, pero él solo recuerda las para él torturas del sillón giratorio del profesor. Finalmente lo declaran curado y mentalmente sano, lo devuelven y se le concede la licencia en su condición militar. Esto solo indica lo excéntricos que pueden ser a veces los estudiosos de los trastornos mentales. Lo que sí me parece un indicativo sólido de enfermedad mental fue su enrolamiento en el ejército, tras su ruptura sentimental con Alma, buscando en la guerra un suicidio sobrevenido y muy fácil, porque nada es más probable que la muerte en una guerra. La elección del suicidio como salida a un trauma sentimental ya habla con claridad de enfermedad mental. Tal vez sea el suicidio el indicio más claro de un trastorno mental severo. Y la forma en que Oskar lo busca no deja de ser tan sencilla como sutil y rebuscada para la mente de un enfermo mental.

Hay otros detalles típicos de la patología de un enfermo mental, tales como la patología celotípica, que, dejando aparte la época y la situación de la mujer, nos sitúan a Oskar en el terreno de la enfermedad mental. Camilleri cita un párrafo del diario de Alma que es muy sintomático en este terreno. “No tenía permiso para mirar a nadie ni para hablar con nadie. Insultaba a todas mis visitas y siempre estaba esperándome, al acecho. La ropa tenía que cubrirme hasta el cuello y las muñecas. No podía cruzar las piernas al sentarme. Todo aquello era completamente absurdo”. Los extremos a los que llegó Oskar en su celotipia superan ya los linderos de este terreno tan desagradable y tan doloroso para el que se ve atrapado por una de las peores obsesiones que se pueden tener, la de los celos, para convertirse en un signo muy claro de enfermedad mental. Oskar llegó a sentir celos del fallecido marido de Alma, Gustav Mahler, no soportando que tuviera un busto del músico con ella.

El colmo de los colmos de la patología de KOKOSCHKA fue sin duda el de la muñeca de Alma que mando fabricar a una artista de las muñecas Hermine Moos, quien debió de soportar la intransigencia de Oskar respecto a la perfecta similitud de la muñeca con su modelo, Alma Mahler. Andrea Camilleri lo describe muy bien con citas de las cartas que dirigió a Hermine. Todos sabemos como funcionan estas cosas en el mundo del erotismo y de las extrañas vivencias de la sexualidad, tales como el fetichismo, que unos consideran perfectamente normales y llaman pacatos y ñoños a los demás y otros como auténticas patologías. Lo cierto es que la historia de Kokoschka y su muñeca rompe todos los moldes a los que estamos acostumbrados. En el libro de Camilleri se describe muy bien, incluso se pasa al terreno de la ficción narrando lo que pudo haber ocurrido con la famosa historia de la muerte de la muñeca por descabezamiento. Uno, acostumbrado a los delirios y demás patologías del enfermo mental, no puede por menos que asombrarse de hasta qué extremos llegó nuestro buen amigo Oskar. Hay que estar muy delirante para vivir con una muñeca, por muy parecida que sea al original, hablar con ella, presentarla a sus amigos, llevarla a la ópera, pasearla en carruaje por Viena, para que todo el mundo la vea y se pregunte si es una mujer o una muñeca. Alguno podrá pensar que los artistas son así y no hay que tenérselo en cuenta. Por muy excéntrico que sea un artista, hay claros linderos con la enfermedad mental, que una vez que se pasan ya quedan pocas dudas de a qué  nos estamos enfrentando. El caso de Dali es muy paradigmático en este sentido. Por mucho que uno intente creer en su famosa frase, la única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco, resulta en extremo trabajoso y sin resultados prácticos pensar que personas así no sean enfermos mentales, como otros anónimos que no pueden buscar en la excentricidad del arte y de los artistas una adecuada disculpa a su patología mental. La historia que cuenta Camilleri sobre las posibles versiones de la muerte de la muñeca y la supuesta intervención de la policía sería tan verosímil tanto en el campo de la ficción como de la enfermedad mental. Semejantes delirios no son raros en la enfermedad mental, lo mismo que la lucidez con que se disculpan, buscando un poco de racionalidad de cara a los demás.

Remito al lector curioso al libro de Andrea Camilleri, La criatura del deseo, y debo cerrar este nuevo capítulo de locos egregios o enfermos mentales famosos, diciendo que a mí no me cabe la menor duda de que OSKAR KOKOSCHKA fue un enfermo mental que pudo llevar una vida más que aceptable para cualquier enfermo mental. La creatividad a veces nos ayuda a soportar una vida que para cualquier otro enfermo mental sin estas fabulosas herramientas sería tan sórdida y dolorosa como miserable e infernal.  No siempre es así porque en la historia abundan ejemplos de escritores, artistas, personajes famosos, ricos, que sufrieron lo que sufren otros enfermos mentales sin estas circunstancias favorables. Seguiremos viendo otros ejemplos conforme me vayan llamando la atención las vidas y milagros de enfermos mentales puestos bajo la lupa o en el candelero por circunstancias artísticas o históricas.





LOCOS EGREGIOS X

15 07 2019

CIENTÍFICOS LOCOS, PROFESORES CHIFLADOS Y GENIOS EXTRAVAGANTES

NIKOLA TESLA

200px-Tesla_Sarony

https://es.wikipedia.org/wiki/Nikola_Tesla

Para nosotros, las personas con enfermedad mental, resulta muy tentador ir desgranando el amplio rosario de personajes famosos, geniales, mentes privilegiadas, líderes de la humanidad que han sido, sin ningún género de duda, enfermos mentales, o locos como se nos llamaba antes. Nuestra autoestima está tan baja que sentirnos por un momento parte de los mejores entre los mejores, nos produce un agradable cosquilleo en esa parte del alma tan herida, llagada, tan en carne viva. Es entonces cuando surge esa tonta polémica de si la enfermedad mental ayuda a la creatividad o si locura y genialidad van unidas. Se saca a relucir aquello que de poetas, músicos y locos todos tenemos un poco y etc etc. A mí particularmente es algo que me molesta mucho. Siempre he pensado que si las personas con enfermedad mental llegamos a la cumbre de la creatividad humana no es gracias a la enfermedad mental, así muchos se lavan las manos como Pilatos, mira, la enfermedad mental será muy dura, pero tiene también sus ventajas, no creas, es fácil que llegues a ser un genio, muchacho, sino a pesar de ella. Y aquí volvemos al bucle de siempre, que si la enfermedad mental hizo a Van Gogh  un genio, porque no hubiera pintado lo que pintó sin la perspectiva de la locura, que todos los genios están locos, grillados, porque es un requisito de la genialidad… Es una forma de acallar conciencias. Mi enfermedad mental tal vez haya ayudado a que muchas de mis historias alcancen una fantasía delirante de muchos kilates, pero en realidad es tan solo un intento de lograr encauzar de forma positiva y creativa unos delirios que podrían hacerme mucho daño sino me los tomara como material para la ficción. A mí me suena a una situación tan grotesca como la de pensar que algún gran escritor no lo hubiera sido tanto si en algún momento de su vida no hubiera padecido una grave enfermedad que le obligó a estar en cama mucho tiempo, lo que aprovechó para leer y escribir mucho. Según esa regla de tres todas las personas con enfermedad mental seríamos auténticos genios en alguna rama de la cultura o el saber, y no creo que sea así, no obran en mi poder estadísticas que permitan apreciar el tanto por ciento de genios entre las personas con enfermedad mental y las que no la padecen. No creo que haya una diferencia muy marcada.

Lo que sí es cierto es que todos los genios o creativos en algún terreno que han sufrido algún tipo de enfermedad mental tienen la marca de la casa, las típicas patologías del enfermo mental, acentuadas por su genialidad y la contradicción entre una mente maravillosa y una vida dramática, estrafalaria y hasta surrealista. Este es el caso de Nikola Tesla, uno de los grandes genios de la ciencia, una figura mítica, un auténtico profesor chiflado, cuyos inventos y genialidades permitieron encumbrarse a otros, como Edison, mientras él se acabó convirtiendo en una figura maldita, una especie de leyenda urbana de la que nadie se fía del todo. El propio Van Gogh fue un auténtico pordiosero, un vagabundo, que pasó más hambre que «carracuca» para que luego, después de su muerte, sus cuadros fueran una inversión para multimillonarios esteticistas. Y es que resulta muy complicado encontrar a personas con enfermedad mental que hayan sido genios, maravillosos creativos en algún terreno, y reconocidos y apreciados por todo el mundo, millonarios dedicados a la filantropía y a sus inventos.

Una persona con enfermedad mental tiene que cargar con el estigma social que dice que eres un monstruito y además peligroso, por lo que todo el mundo haría bien en mantenerte lo más lejos posible. Claro que si resulta que tu chifladura tiene una pizca de genialidad y alguien puede aprovecharse de ti, lo hará sin muchos remordimientos, al fin y al cabo siempre podrá decir que eres un loco y que la idea se te ocurrió a ti primero o que fue un disparate al que tu pusiste lógica y cordura y que es natural que saques provecho a una idea disparatada que tú trabajaste hasta convertirla en razonable y práctica.

Por otro lado la forma en que los genios con enfermedad mental tienen acceso a sus ideas geniales ya de por sí es tan extravagante, estrafalaria, surrealista, imposible de creer y de aceptar que cualquier persona razonable, puesta en el dilema de creer que un invento práctico y maravilloso procede de un cuerdo o de un loco, elegirá sin dudarlo al cuerdo. ¿Para qué sirven los locos, sino es para montar el espectáculo? Algo así debieron de pensar de Tesla, un excéntrico donde los haya, cuyas genialidades parecían nacer de sus más raras patologías y anormalidades. Puedes tener una memoria fotográfica, leer libros y libros y memorizarlos como quien lava, pero debes utilizar esa anormalidad de la forma más normal posible, es decir ganando tu dinerito en un espectáculo y luego siendo una persona discreta que invierte sus dineros en lo que lo invierten los demás, los normales, y que hace discretas donaciones para que nadie lo sepa, pero de forma tal que se extienda el rumor de que eres una buena persona, aparte de tus anormalidades. Puedes tener una enfermedad rara, muy rara, como es el que sufras crisis en las que unos cegadores haces de luz aparezcan ante tus ojos y como Saulo en el camino de Damasco veas la luz y soluciones determinados problemas insolubles, se te ocurran ideas que no se le ocurren a nadie, pero siempre que no hables de ello o si lo haces lo hagas con toda humildad, aceptando que eso es una monstruosidad pero por suerte puedes sacar algo bueno de semejante deformidad para que pueda servir a la humanidad y así te puedan perdonar tus muchos pecados y monstruosidades. Parece ser, según la wikipedia, que actualmente la sinestesia presenta síntomas similares. También parece ser que los que dicen haber desarrollado el tercer ojo, tienen experiencias tan extravagantes o más que las que tuvo el bueno de Tesla, pero de esto no hay que hablar. Aquí los sumos sacerdotes de la ciencia deben tener siempre razón y la ciencia debe ser una religión dogmática cuyos dogmas nunca deben ser puestos en tela de juicio. Da lo mismo que alguien como Tesla pueda ser considerado científico y uno de los más grandes, que sus inventos y genialidades sean incontrovertibles, lo que no se puede aceptar de ninguna de las maneras es que sus genialidades nazcan de algo que no se puede ver y comprobar. ¿Qué es eso del tercer ojo? ¿Qué es eso de una deformación que produce sinestesia y nuevas perspectivas sobre la realidad? Aquí no hay otra forma de conocimiento que la científica, es decir estudiar en la universidad, obtener un título rimbombante, hacer experimentos en el laboratorio patrocinados por millonarios filantópicos o por presupuestos generosos de universidades de prestigio y repetir los resultados en las mismas condiciones una y otra vez, eso es ciencia y lo demás verborrea de sacamuelas. Tesla fue autodidacta puesto que aunque fuera a la universidad no acabó la carrera, no obtuvo título alguno y su sabiduría procedía de su trabajo personal y de los deslumbramientos de esas crisis paulinas o saulinas en las que veía luces y luego se le aclaraban las ideas. Da lo mismo que las personas con enfermedad mental nos empeñemos en afirmar que tal vez nos sucedan ciertas cosas porque nuestra mente se ha desarrollado por caminos no trillados y podemos ver lo que otros no ven, oír lo que otros no oyen, tocar lo que otros ni intentan porque ahí está el aire y el vacío, lo científico es asumir como dogma un determinado método de conocimiento y rechazar que ciertas monstruosidades puedan llevar a un conocimiento directo, intuitivo, y que en todo caso si algún monstruito como Tesla descubre cosas que a nadie se le hubiera ocurrido buscar en parte alguna, se debe a esos efectos aleatorios de la naturaleza que a veces dan el premio gordo al más tonto de la clase.

En Nikola Tesla se dan esas patologías tan reconocibles y fáciles de describir que sufrimos las personas con enfermedad mental. Veamos puntualmente alguna de ellas:

-Hacia los veintidós años abandonó a sus padres, el domicilio familiar, dejó de relacionarse con su familia y entorno hasta el punto de que sus amigos llegaron a pensar que se había ahogado en el río. Las personas con enfermedad mental solemos hacer cosas como éstas a edades parecidas. En mi caso abandoné el domicilio de mis padres hacia los veinte años y me hubiera quedado en Madrid, perdido, abandonado, y tal vez dado por muerto, si el terror de vivir solo en una gran ciudad, sin oficio ni beneficio y sufriendo los delirios que sufría, no me hubieran impulsado a regresar a casa, haciendo válido el dicho que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.

-La adicción al trabajo o a la creatividad de cualquier tipo que nos lleva a permanecer horas y horas haciendo esto o aquello, hasta el punto de que podemos perder la salud o sufrir serios trastornos de personalidad. En el caso de Tesla sus padres fueron advertidos de que su hijo podría morir por exceso de trabajo. En mi caso la adicción a escribir me llevó, en ciertos periodos de mi vida, a una patología surrealista y extravagante, cuyos resultados tengo amontonados en muchas cajas de cartón, libretas pequeñas, medianas, grandes, repletas de todo tipo de escrituras, legibles, menos legibles, esbozos de personajes, de historias que continúan en otras libretas o cuadernos, en un puzzle infernal. Mientras a mí me dio por eso a Tesla le dio por las manualidades, experimentos científicos y todo tipo de prácticas realistas y aprovechables.

-Las adicciones son a las personas con enfermedad mental lo que los cencerros a las vacas. Cuando escuchas un cencerro sabes que allí hay una vaca. Puede que haya vacas sin cencerro, incluso muchas, pero posiblemente estén perdidas y no entren en las estadísticas. Cuando sabes de alguna adicción, de muchas, de casi todas, de todas, ojito porque por allí anda pastando un enfermo mental. En el caso de Tesla fue el juego, la ludopatía, que le llevó a la ruina y de la que nunca se libró del todo, puesto que se cuenta que en USA fue conocido por su afición a jugar al billar. Otros tenemos otras adicciones, en mi caso al sexo imaginativo, a escribir como un poseso, otros al alcohol, las drogas, blandas o duras, al esoterismo y la profecía,  o a las adicciones modernas propiciadas por Internet y el mundo virtual. Da igual de qué adicción se trate, es como el cencerro que indica que por allí pasta una vaca. Puede que haya personas con alguna adicción a la que no se la pueda considerar como un verdadero enfermo mental, aunque lo dudo, porque, por ejemplo, la adicción al sexo también es un cencerro que indica lo que indica aunque quien la sufra pueda ser un conocido actor o actriz de Hollywood de quien nadie en su sano juicio puede pensar que es una persona con enfermedad mental o ninguna productora le daría trabajo.

-Al parecer tuvo un sueño premonitorio sobre la muerte de su madre, lo que le llevó a una grave crisis de la que tardó en recuperarse. Resulta curioso que a casi todas, o todas, las personas con enfermedad mental nos sucedan estas cosas tan raras, premoniciones, escuchamos voces, vemos cosas imposibles de ver, es decir, sufrimos alucinaciones, y nuestra mente parece una especie de agujero negro en el que se cuela todo y de pronto, en alguna crisis imprevista, sale disparado algo muy raro, pero que muy raro, como un conejo de la chistera del mago. Y entonces nos encierran, si nos dejamos, y nos dicen que estamos grillados porque nada que no puedan ver, oír, palpar o pensar las personas normales puede existir, dogma de fe. A nadie, menos a los científicos, se les ocurre investigar en un laboratorio estos fenómenos o estudiar el cerebro humano que a lo mejor hasta descubrían cosas tan peregrinas y maravillosas que la humanidad podría dar un salto hacia delante inimaginable incluso para las mentes científicas más calenturientas. Pues no, nada de estudiar el cerebro, que a lo mejor nos echa por tierra nuestras creencias más sólidas y firmes, como la física cuántica echa por tierra la física clásica o tradicional, o al menos ciertos postulados que no encajan ni a martillazos. Así pues, Tesla, una mente científica donde las haya tuvo sueños premonitorios y cayó en una depresión terrible, es decir tuvo una crisis, como las que sufrimos todas las personas con enfermedad mental.

-Parece que a pesar de su genialidad, muy práctica por otro lado, puesto que se dedicó a la ciencia y no a la filosofía, pongamos por caso, o a la literatura, nunca consiguió salir de pobre, ni aprovechar sus inventos y genialidades. Esto es tan típico de la persona con enfermedad mental que solo con este síntoma yo me atrevería a hacer un diagnóstico. No solo administramos mal lo poco que tenemos y lo perdemos, sino que cuando podemos conseguir mucho no somos capaces de hacerlo y así el bueno de Tesla estuvo trabajando para Edison cavando zanjas luego de que éste rompiera un fabuloso contrato que hubiera podido solventar su situación económica de por vida. Le timó, se dejó timar, le manipuló, se dejó manipular, se aprovechó de él, un pobre genio cuitado, y aquí tenemos a una mente privilegiada, como la de mi personaje humorístico, John Cabezaprivilegiada, completamente desaprovechada, haciendo trabajo manual y del más duro. Sí, vale, un genio de tal categoría no puede permanecer para siempre en una zanja, al final alguien acaba por darse cuenta de que vales tu peso en oro, como si a mí me descubrieran a estas alturas como gran escritor y las editoriales se pelearan por firmar un sabroso contrato, jajá. Disculpen ustedes este acceso de hilaridad o crisis en mi enfermedad mental, pero es que leyendo la vida del bueno de Tesla me subo en el fogoso potro o colérica yegua de la santa cólera y salgo disparado hacia cualquier parte.

-Nikola vivió más solo que la una, a pesar de sus colaboraciones con otros científicos y de que se relacionara, al menos un poco, porque de otra forma sus genialidades no hubieran podido pasar de anotaciones en libretas que se hubieran perdido en cualquier parte. No se casó, supongo, más que supongo, porque consideraba a las mujeres muy superiores a él y era consciente, de alguna manera, de que sufría una enfermedad mental que le impediría la convivencia y no duraría en pareja  ni lo que puede durar un caramelo caído en el suelo a la puerta de un colegio.  Y desde luego murió solo en un hotel, a los 86 años, algo un tanto insólito, puesto que las personas con enfermedad solemos fallecer bastante antes, bien por suicidio, por enfermedad física, puesto que descuidamos mucho nuestra salud o porque nos trastornamos y terminamos en algún lugar cerrado donde se nos suele cuidar bastante mal o morimos de tristeza, como un pajarrillo enjaulado y a oscuras. Le descubrió una doncella que hizo caso omiso del letrero de no molestar. Esto sí es muy habitual. Cuando algún ser humano hace caso omiso de nuestros supuestos deseos de vivir solos y abandonados y desesperados y se acerca a nosotros bien puede ocurrir que nos encuentre fallecidos en nuestro cuarto, donde nos encerramos a cal y canto. La muerte en soledad es también algo muy definitorio de la persona con enfermedad mental, aunque en estos malhadados tiempos hay tantos que mueren en soledad que habría que concluir o bien que los enfermos mentales hemos alcanzado nuestras máximas cuotas de poder, estamos en todos los gobiernos, en todos los países, y en todas partes, o bien que la sociedad está tan enferma mental que deja morir a todos sus mayores solos y abandonados. Pobres mayores y pobre sociedad.

Y estas son condiciones, para mí más que suficientes, para considerar al bueno de Nikola Tesla como una persona con enfermedad mental. Lo que no significa que me alegre de que un genio como él fuera un enfermo mental porque así, yo que lo soy también, puedo escribir un texto en el que diga que los enfermos mentales no somos tan malos como nos hacen parecer y que el estigma social es injusto y blá, blá, blá. Porque me entristece profundamente que Tesla sufriera una enfermedad mental, que su vida no fuera tan feliz como se merecía, que no se hubiera podido enriquecer, aunque solo fuera un poco son sus genialidades y sobre todo que no hubiera podido vivir en pareja y formar una familia y ser feliz. Porque si alguien piensa que yo pienso que feliz enfermedad mental que convirtió a Tesla en un genio y así la humanidad se benefició, es que está, él, realmente loco. No creo, ni por pienso, que sin su enfermedad mental Tesla no habría llegado a ser el genio que fue. Intuyo que tal vez no se le hubieran ocurrido algunas cosas, eso sí, como a mí no se me habrían ocurrido algunos de mis textos delirantes, pero con menos inventos y más felicidad Nikola Tesla seguiría siendo digno de figurar en la historia de los científicos más grandes de la humanidad, aunque se vieran obligados a tacharlo de la lista de los científicos locos o profesores chiflados o inventores grillados. No importa, todo sea por la causa de la felicidad que todo el mundo merece, y si me permiten, tal vez una pizca más, las personas con enfermedad mental.

LOS INVENTOS DE TESLA

https://www.vix.com/es/btg/curiosidades/6343/los-aportes-e-inventos-mas-importantes-de-nikola-tesla

Tesla3.jpg

 





LOCOS EGREGIOS IX

2 10 2018

LOCOS FAMOSOS

ESCRITORES FAMOSOS

heming

ERNEST HEMINGWAY

El título de esta sección se inspira en el libro de Vallejo Nájera del mismo título. Estamos hablando de personas con enfermedad mental, la palabra «loco» se utilizó durante buena parte de nuestra historia para designar a personas que sufrían algún tipo de enfermedad mental grave que hacía que su comportamiento no fuera «normal» según los parámetros de la época. A mí particularmente no me importa utilizar esa palabra para referirme a mí mismo, incluso lo llevo con orgullo, en un mundo tan «cuerdo» como éste en el que vivimos, ser un «loco» es para mí más un orgullo que un baldón, pero entiendo a otras personas con enfermedad mental y a sus familiares. Así pues, que se olviden del título, y se queden con el contenido.

¿Fue Hemingway un enfermo mental?

260px-ErnestHemingway

https://es.wikipedia.org/wiki/Ernest_Hemingway

El suicidio, fallido o no, es un síntoma de enfermedad mental, aunque no siempre es así. La eutanasia, por ejemplo, no implica enfermedad mental. La muerte digna es un derecho del ser humano y el hecho de que a veces tenga que ser llevada a cabo con métodos terribles porque la sociedad aún no acepta y asume que la vida es nuestra y haber aceptado vivir en sociedad no implica renunciar a ese derecho a favor del Estado.

El hecho de que Ernest se quitara la vida de una forma tan violente y terrible no lo etiqueta necesariamente como un enfermo mental. Tampoco el hecho de que alguien no sea diagnosticado como enfermo a lo largo de la vida hace que no pueda ni deba ser considerado como enfermo. Pero sí es cierto que hay un gran número de signos, de síntomas, que sumados unos a otros y debidamente situados en la vida de una persona hacen muy probable el padecimiento de una enfermedad mental aunque no sea diagnosticado por un profesional ni haya sido internado nunca en un centro psiquiátrico. Para mí, en mi opinión personal, estos serían los signos de una enfermedad mental. No soy un profesional pero sí un enfermo y sufro la mayoría de ellos.

-Una herencia genética. Es muy raro, extremadamente insólito que una persona con enfermedad mental no tenga algún tipo de herencia genética, que no haya personas en su árbol genealógico que no hayan sufrido la enfermedad. Ese es mi caso y ese es el caso de Hemingway.

https://www.semana.com/gente/articulo/enfermedades-mentales-familia-hemingway/363334-3

-La adicción grave a algún tipo de sustancia o estrategia para fugarse de la realidad. En el caso de Hemingway fue el alcohol. En el mío el tabaco. En ambos la fuga de la realidad que supone siempre el ser escritor. Es difícil saber si una adicción puede provocar la enfermedad mental o uno se hace adicto porque ya es un enfermo sin saberlo.

https://www.poemas-del-alma.com/blog/especiales/ernest-hemingway-alcohol

-La depresión. Ahora mismo no se me ocurre ninguna enfermedad mental que no lleve aparejadas largas temporadas depresivas. Toda depresión conlleva una disminución notable del instinto de supervivencia. No sabemos muy bien de dónde surgen estos estados depresivos, pero todos, todos, llevan aparejados un deseo, incluso violento, de no seguir viviendo. Mi teoría es que la enfermedad mental es una enfermedad del alma, como ya he dicho en otras ocasiones en este blog. El alma se alimenta de felicidad y cuando este alimento escasea surge la enfermedad. Quienes no crean en el alma pueden seguir buscando en la química cerebral, seguro que sus descubrimientos serán muy interesantes y nos ayudarán mucho a los enfermos mentales, aunque me temo que esto es como el viejo dicho del huevo y la gallina, sin gallina no hay huevo y sin huevo no hay gallina. Un problema en la química del cerebro puede llevar a la enfermedad mental, pero una enfermedad mental puede ocasionar graves trastornos químicos en el cerebro. Hemingway sufrió depresiones graves, fue tratado con electroshock y su intento exitoso de suicidio no fue el primero, como ocurre en la mayoría de los enfermos mentales que intentan el suicidio.

https://www.proceso.com.mx/274442/hemingway-el-trauma-que-culmino-en-suicidio-2

-Infancia difícil, traumática. Casi todos los enfermos podemos rastrear en nuestra infancia momentos terribles que nos traumatizaron. Muy a menudo hay problemas graves de relación con los padres, con uno, con otro o con los dos. Recuerdo un psiquiatra, con cierta fama de estar casi peor que sus enfermos, que me aseguró una curación total en el caso de que decidiera seguir el psicoanálisis con él. No me conocía pero me aseguró que yo tenía un grave problema de relación con mi madre, algo que no deja de ser cierto. Con el tiempo descubriría que el parto de mi madre fue muy difícil, que yo tenía enroscado el cordón umbilical alrededor del cuello, que estuvimos a punto de morir los dos y que, a pesar de sus intentos por disimularlo, aquello influyó gravemente en su relación conmigo. Hemingway también tuvo problemas con la madre a la que decía odiar.  Parece ser cierto que su madre llegó a tratarle como a una niña, e incluso le vestía como tal. De ahí pueden proceder ciertos comportamientos arriesgados en su vida, tenía que demostrar que era más hombre que nadie. También en su escritura aparece esa necesidad de personajes heroicos, como forma de contrapesar esa sensación de una debilidad de carácter. En mi caso la sobreprotección de mi madre me creó un estado permanente de baja autoestima que intenté contrapesar buscando tareas que me ayudaran a creerme por encima de los demás, como la escritura. No sería de extrañar que Ernest también buscara en la escritura y la fama un contrapeso a esa baja autoestima.

-Un comportamiento agresivo que busca dirigir la violencia hacia el exterior para no dirigirla contra uno mismo. En el caso de Hemingway su faceta de cazador, de pescador, de aventurero, pueden tener esa raíz. Las personas con enfermedad mental nos sentimos impotentes para controlar nuestra agresividad, nuestros explosivos estallidos de cólera. En mi caso la incapacidad para controlar la cólera cuando no sabía cómo enfrentarme a situaciones injustas, me llevó a pensar en cargas kármicas de otras vidas, muertes violentas que aparecían en mis sueños, la posibilidad de que yo hubiera sido un asesino en alguna vida pasada, un terror que surgió con mucha fuerza a raíz de los electroshocks, cuando no podía ni recordar mi nombre. Hemingway estuvo en dos guerras mundiales, como combatiente o corresponsal, practicaba el boxeo, la caza y la pesca. Algunos dicen que su obra literaria no es otra cosa que una biografía. Los enfermos mentales que utilizamos la escritura como una estrategia para vivir en el mundo de la ficción lo que no somos capaces de vivir en la realidad, solemos tener tendencia a escribir sobre nuestras propias experiencias vitales.

https://elpais.com/elpais/2015/10/16/opinion/1444999026_271600.html

-Manías obsesivas de algún tipo. En mi caso las manías obsesivo-compulsivas han sido un tormento durante toda mi vida. Me he dedicado a grabar películas y documentales en videos que apenas veía y que reservaba para mi jubilación. Ahora, con youtube, apenas veo algo de vez en cuando. Hemingway al parecer  guardaba las entradas de las corridas de toros a las que asistía, los billetes de avión, tren, autobús, etc. La necesidad de orden es imperiosa en los enfermos mentales que solemos caer fácilmente en el desorden más absoluto, en el caos, en un deterioro de nuestra vida cotidiana que nos lleva a caer en la dejadez más absoluta. En mi caso mi manía de ordenar los manuscritos, organizar la música, las películas, contradice mi dejadez a la hora de llevar una casa.

-La incapacidad para la convivencia, la vida en pareja y familiar. Ahora mismo no recuerdo un solo caso de persona con enfermedad mental, famoso o anónimo que haya tenido una feliz vida de pareja o familiar o que no haya tenido serios problemas para la relación interpersonal y la convivencia. Hemingway se casó tres veces, mantuvo otras relaciones más o menos estables y tuvo muchas relaciones inestables, parece que era un hombre promiscuo y con dificultades sexuales, algo bastante lógico en un alcohólico. Al parecer fue un hombre cruel con las mujeres que le amaron y tierno y sensible con las mujeres que le despreciaron. Algo muy típico en el enfermo mental que no soporta la convivencia, la realidad, y sin embargo tiene tendencia al romanticismo, el platonismo, el idealismo, la utopía, que no exigen el duro trabajo de la convivencia diaria.

https://www.lavanguardia.com/magazine/20110715/54185550505/hemingway-y-las-mujeres.html

180px-Ernest_Hadley_and_Bumby_Hemingway martha-gellhorn

https://elpais.com/diario/2007/04/11/ultima/1176242401_850215.html

marlenehemingway

 

¿Qué enfermedad padecía Hemingway?

Se habla de trastorno bipolar en una época en la que esa etiqueta no existía. A muchos depresivos se nos ha etiquetado con el tiempo de esa manera, las etiquetas de enfermedades mentales no dejan de ser una categoría que se utiliza para guardar nuestras historias clínicas en los archivos. La línea divisoria entre una enfermedad y otra es tan sutil que según pase por uno y otro psiquiatra el enfermo mental puede serlo todo y nada al mismo tiempo. Solo hay una palabra que permanece: «enfermo». El hecho de que Hemingway fuera un alcohólico desde los quince años hace que diferenciar en su enfermedad entre alcoholismo y enfermedad mental sea una tarea muy compleja y a mi juicio sin mucho sentido.

Las contradicciones en la vida de un enfermo mental son a menudo casi esperpénticas. En el caso de Hemingway resulta curioso su amor por los gatos y su faceta de cazador. Su condición de mujeriego y promiscuo y su faceta platónica, como es el caso de su relación epistolar con Marlene. Para mí no hay duda de que Hemingway fue un enfermo mental. El hecho de que fuera un escritor famoso no ayudó en nada a combatir su enfermedad. Los enfermos mentales tenemos una grave dificultad para la relación interpersonal y social y si a eso unimos unas condiciones y circunstancias que llevan a la fama, es como ponerle vallas en el camino a una persona con cojera de nacimiento.

gatoshemingway

gatohemingway





LOCOS EGREGIOS VIII

21 11 2017

ESCRITORES FAMOSOS ENFERMOS MENTALES

VIRGINIA WOOLF

Virginia-Woolf

https://es.wikipedia.org/wiki/Virginia_Woolf

Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que hago lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible.

Esta es la carta de despedida que la escritora dejó a su marido, antes de arrojarse a un río con el abrigo lleno de piedras. Sufría una psicosis maniaco-depresiva, la misma enfermedad que me diagnosticaron a mí a los veintidós años, y que hoy al parecer equivaldría a un trastorno bipolar. Sobre su enfermedad y sus posibles causas no voy a repetir lo que dice este texto

https://lamenteesmaravillosa.com/que-le-ocurria-a-virginia-woolf

Me siento muy identificado con ella porque los dos fuimos diagnosticados como padeciendo una psicosis maniaco-depresiva, ambos utilizamos la escritura como una forma de encauzar esa constante fuga de la realidad, ambos llegamos a escuchar voces y en nuestras familias existieron antecedentes de enfermedad mental. En el caso de Virginia una serie de acontecimientos dramáticos a temprana edad pudieron ayudar a disparar su enfermedad, la muerte de sus padres a los trece años, abusos sexuales por parte de su hermanastro, una falta de comunicación en el entorno familiar que obligaba a reprimir las emociones, una época difícil entre dos guerras mundiales…

http://www.culturamas.es/blog/2016/04/03/el-extrano-tratamiento-para-curar-la-enfermedad-mental-de-virginia-woolf/

Me resulta bastante sencillo ponerme en su piel y vivir desde dentro su enfermedad. Documentándome para este texto he descubierto algunos detalles que ignoraba y que me estremecen. Así parece ser que intentó suicidarse por primera vez a los veintidós años -yo a los diecinueve- y saltando de una ventana, lo mismo que yo, desde la ventana de la casa de mis padres, un tercer piso. La muerte de sus padres debió hacer que se sintiera muy sola y frágil. En mi caso fue la estancia durante ocho años interno en un colegio religioso lo que me hizo vivir la soledad como algo angustioso y asfixiante. También como ella recurrí a la escritura, primero con grandes dificultades, de joven, luego con enorme facilidad, al cabo de los años. En mi caso no fue una elección entre varias opciones sino la única opción que me quedaba tras renunciar a ser músico porque el profesor de música, un fraile con trastornos mentales también, me impidió estudiar solfeo y solo asistí a clase de música los cinco primeros minutos del primer curso, ya que un gallo al cantar la escala musical hizo que me expulsara de clase, junto con otros compañeros y tuviera que trabajar en el huerto del colegio, con el hermano lego que se dedicaba a esos menesteres; tras renunciar a ser pintor por mi incapacidad para el dibujo y los colores; tras renunciar a las manualidades por mis manías obsesivo-compulsivas que me ponían muy nervioso cuando me encontraba con alguna dificultad y tras descubrir que escribir era lo más sencillo del mundo, solo necesitabas un cuaderno y un bolígrafo, al alcance de todos, y mucha imaginación, algo que a mí me sobraba. Como en el caso de Virginia tuve grandes dificultades para expresar con palabras todo mi caótico mundo interior, como ella utilicé la literatura para una fuga constante y sostenida de la realidad, la mejor forma de no tener que enfrentarme a realidades que me superaban era escribir y escribir, fantaseando, imaginando, hasta llegar como ella a tener dificultades, en alguna etapa de mi vida, para diferenciar entre realidad y ficción. Hubo momentos en mi vida en los que escribí tanto y tan compulsivamente que ahora, cuando trato de poner un poco de orden en mis manuscritos, libretas, cuadernos, hojas sueltas, me encuentro, asombrado, con que para escribir todo eso tuve que emplear tantas horas que buena parte de mi vida estuvo dedicada solamente a escribir. Recuerdo cómo me llegaban a la cabeza toda clase de ideas sobre relatos, personajes, estructuras narrativas muy creativas y originales, y cómo anotaba en mis libretas todas estas ideas, las esbozaba y luego las dejaba de lado por otras nuevas. La enorme dificultad para encontrar y organizar los manuscritos referentes a novelas, relatos, poemas, obras de teatro, me llevaron a perder muchos días confeccionando índices para así poder encontrar los manuscritos cuando los necesitara para trabajar en un texto concreto. Como  le ocurrió a Virginia mis historias de ficción me pudieron, me hicieron desconectar de la realidad durante mucho tiempo. Por suerte yo no intenté como ella expresar lo inexpresable, me limité a disfrutar de mis fantasías más o menos organizadas y descubrí, muy feliz, que todas aquellas fantasías delirantes, en su mayor parte muy oscuras, eran perfectamente aprovechables como obras literarias y el dedicarme a ello logró que en lugar de sentirme terriblemente angustiado por la incapacidad de controlarlas me sintiera muy feliz con ellas, cuanto más oscuras y delirantes mejor, puesto que eran más aprovechables para mis novelas y relatos. Algo así debió de sentir también Allan Poe, otro escritor famoso también enfermo mental. Para mí supuso un maravilloso alivio el poder dejarme llevar por aquellas fantasías sin sentirme culpable ni sufrir sus efectos dañinos, puesto que el trabajo creativo luego me permitía utilizar como un mago todos aquellos monstruosos conejos que salían de mi chistera. Es algo que no encuentro en Virginia, leyendo su obra echo de menos la sensación de divertirse escribiendo, la falta de humor, casi me agoto, casi me duele, al leer sus novelas, percibiendo el terrible trabajo que suponen, sin un momento de reposo, de diversión. Es por eso que doy tanta importancia al humor y lo cultivo habitualmente y se lo sugiero siempre a las personas con enfermedad mental con las que me relaciono. El humor es una maravillosa herramienta para luchar contra la enfermedad mental, algo que por desgracia la mayoría de enfermos no posee, ni busca, incapaces de pensar que puede ayudarles e incapaces de sacar de su interior ese humorista que todos llevamos dentro. La falta de sentido del humor en Virginia Woolf le llevaría a una decisión que acabó con su vida a los cincuenta y nueve años, algo que también me resulta curioso, puesto que de joven yo pensaba que de ser capaz de vivir hasta los cincuenta años sería un auténtico milagro, nos cuesta asumir toda una vida de sufrimiento para nosotros y para nuestros seres queridos, por eso nunca estamos libres de que llegue el momento en que el suicidio en el que hemos pensado y buscado durante toda nuestra vida se convierta en realidad. A pesar de haber dejado de intentarlo hace ya muchos años, por última vez, no tengo la seguridad absoluta de que no vuelva a hacerlo. Como Virginia Woolf puedo luchar toda la vida, para luego, en un momento de extrema debilidad, caer en esa tentación.

http://www.laopiniondemurcia.es/cultura-sociedad/2016/01/28/virginia-woolf-10-cosas-sabias/709602.html

Por desgracia la mayoría de enfermos mentales nos pasamos la vida pensando y luchando por no intentar el suicidio, algo que pocos consiguen con un éxito del cien por cien. ¿Qué enfermo mental no ha intentando suicidarse alguna vez? Por eso me resultaba extraño que Virginia lograra suicidarse a la primera a una edad tan avanzada, no me encajaba, teniendo en cuenta además, que sufría, como yo, de una psicosis maniaco-depresiva. Por eso encontrar ese dato, su intento de suicidio a los ventidós años, hace que me encajen muchas cosas en la biografía de esta gran escritora. El suicidio irá siempre unido a la enfermedad mental, aunque con el tiempo se logre descubrir algún medicamento que haga pasar a la historia esta vinculación entre enfermo y deseo de quitarse la vida. Pueden existir graves fallos genéticos, desequilibrios en la química del cerebro, que hagan que el enfermo mental busque desesperadamente esta supuesta solución, y sólo esta, pero para mí hay más, mucho más, la enfermedad del alma podría explicar muchas cosas que nunca conseguirá explicar la enfermedad del cuerpo. En esta serie iremos viendo cómo famosos enfermos mentales tontearon toda su vida con el suicidio y algunos lo consiguieron. Rastreando la enfermedad del alma en todos ellos descubriremos alguna de las raíces del suicidio, aunque hay una parte oscura y enterrada muy profundamente que nunca descubriremos.

Buscando listas de escritores que padecieron algún tipo de enfermedad mental, me he encontrado con los siguientes, que iremos viendo poco a poco.

Leo Tolstoy

Ernest Hemingway

Philip K. Dick

Franz Kafka

Sylvia Plath

Ezra Pound

Edgar Allan Poe

https://lamenteesmaravillosa.com/8-escritores-famosos-con-trastornos-mentales

Tenessee Williams

Hermann Hesse

Jack Kerouac

5 escritores con trastornos mentales

agrietaonline.com/los-trastornos-mentales-a-traves-de-la-literatura/





LOCOS EGREGIOS 7

6 06 2017

 

Jean-Jacques Rousseau

800px-Jean-Jacques_Rousseau_(painted_portrait)

Mi conocimiento de este gran intelectual, según muchos precursor de la revolución francesa, se limitaba hasta ahora a la lectura hace años de sus «Confesiones». El dato encontrado hace poco que lo calificaba de «loco» me llamó la atención y decidí investigar más. Resulta muy complicado calificar de enfermos mentales a quienes vivieron antes de que la enfermedad mental fuera aceptada como tal enfermedad. En otros tiempos alguien era calificado de «loco» sencillamente cuando superaba la línea roja que la sociedad de cada época marcaba arbitrariamente. Una persona anónima llegaba a ser loco cuando su conducta le incapacitaba para ganarse la vida y no se atenía a ninguna lógica conocida. Si era una persona culta e intelectual se le etiquetaba de «raro» salvo que claramente superara determinadas líneas rojas, entonces era un simple «loco».

En muchas biografías de genios, artistas o intelectuales de épocas anteriores al nacimiento de la enfermedad mental como tal se suele hablar de la demencia en que solían caer al final de sus vidas, muchas veces propiciada por una terrible enfermedad de la época, la sífilis, que al parecer llegaba a producir una auténtica demencia en sus últimas fases. Curiosamente en la biografía de estos «dementes» por enfermedad física una observa determinadas conductas que hacen pensar en las conductas patológicas del enfermo mental.

Es el caso que nos ocupa. Rousseau sufrió la leyenda urbana de la época de haber sufrido la sífilis. No parece estar muy claro, al menos en la documentación que he consultado. Uno imagina que en determinadas épocas históricas decir de alguien que había sufrido la sífilis era casi lo peor que podía decirse de una persona. Eso implicaba una degeneración moral, puesto que el sexo siempre ha sido un tabú social y la promiscuidad una de las peores conductas que podía observar un ser humano. Aparte de eso la sífilis era una enfermedad «sucia», morbosa, que solía terminar con el paciente sufriendo una demencia casi absoluta. No es de extrañar que muchos grandes hombres de estas épocas sufrieran el rumor de que padecían tan apestosa enfermedad.

En la biografía de Rousseau llaman la atención determinadas conductas que hoy serían signos de sufrir una enfermedad mental. La falta de una madre durante la infancia, el ser educado por familiares que parece no le trataron precisamente como a un hijo, debió de traumatizarlo mucho, como nos indica el hecho de que llegara a entregar sus cinco hijos a la inclusa, alegando que allí no serían peor educados que en unas instituciones educativas que estaban hechas para terminar con la bondad natural del ser humano. Dejando de lado su filosofía de la bondad natural y lo que esto pudo influir en semejante y aberrante decisión, todo parece indicar un desapego, un desafecto, una incapacidad para la afectividad, que nos hace pensar en un psicótico. En efecto, la psicosis distancia, no solo de la realidad, sino fundamentalmente del mundo afectivo. El psicótico es incapaz de mostrar afectividad, ternura, y también de recibirlas. La pérdida de empatía en un psicótico es connatural a la enfermedad, aunque yo me pregunto si la enfermedad no sería el producto de la pérdida de empatía y no al revés. Aquí aparece una de las líneas más sutiles entre enfermedad mental y maldad. Un psicótico podría llegar a ser un asesino en serie, al perder por completo la capacidad de empatía, de ponerse en la piel del otro, de dar y recibir afecto, pero teniendo en cuenta las estadísticas sobre la violencia extrema en el enfermo mental uno se pregunta si en realidad el asesino en serie es un malvado, alguien que libremente ha escogido el mal, y como consecuencia de su comportamiento malvado acaba sufriendo una gravísima distorsión de la personalidad, una enfermedad mental, la locura. Que una persona malvada que durante toda su vida hace el mal, sin la menor empatía, pueda llegar a la locura es de una lógica aplastante. Que una enfermedad mental, por grave que sea, pueda llegar a generar conductas homicidas, es un tema delicado que merece un estudio en profundidad. Cuando un esquizofrénico causa graves lesiones, o incluso la muerte, debido a su negativa a tomar medicación uno se pregunta si esa conducta es propia de la enfermedad y si de ser así, si todos los esquizofrénicos dejaran de tomar medicación, ¿cuántos de ellos llegarían a causar a otros graves lesiones o incluso la muerte? Es un tema muy delicado, como he dicho, por mi parte no tengo nada claro que la enfermedad en sí, el escuchar voces, el sufrir delirios, alucinaciones, tenga que conducir necesariamente al homicidio. Hay delirios proféticos en los que el enfermo lo que intenta es lo contrario, salvar a la humanidad transmitiendo un supuesto mensaje salvífico. Uno se pregunta si los enfermos que han llegado al homidicio lo habrían hecho, a pesar de su enfermedad y de no tomar medicación, si no hubieran sufrido a veces el acoso, la burla, la marginación y la agresividad de su entorno.

La altura intelectual de Rousseau es indiscutible, como sucede también en otros muchos enfermos mentales que alcanzaron la genialidad en alguna faceta creativa. Pero llama la atención su teoría del hombre bueno por naturaleza a quien la sociedad corrompe. Este es un pensamiento muy típico del enfermo mental que suele achacar su enfermedad a una sociedad injusta, agresiva, competitiva, depredadora. Mi experiencia con enfermos mentales me ha llevado a observar que esta forma de pensar es muy típica en ellos, incluso yo mismo sentí una rebeldía terrible en mi juventud, ya diagnosticado como enfermo mental, frente a una sociedad que lo es todo menos fraternal, sensible, justa, espiritual, en la que priman valores materialistas como el dinero, la fama, el poder, buscando siempre depredar, siguiendo la ley de la selva, para alcanzar objetivos vacíos y fugaces.

El enfermo mental suele reaccionar con rebeldía, con santa cólera, para luego, al darse cuenta de que es inútil luchar contra toda una sociedad, plantearse estrategias manipulatorias, astutas. En la biografía de Rousseau hay mucho de esto. También llama la atención que determinadas conductas buscando conseguir dinero se contradigan luego con otras en las que lo desprecia, como es el caso de la renuncia a la pensión de Inglaterra, conseguida por un conocido intelectual inglés de la época. Esto es algo que resulta incomprensible para quienes no conozcan la enfermedad mental. En realidad, aunque el enfermo se angustie por su falta de medios económicos y busco toda clase de fórmulas para remediarlo, cuando sufre una crisis puede renunciar a toda su economía, despilfarrarla, regalarla, con la mayor naturalidad del mundo.

Su obsesión en cuanto a la persecución de otros intelectuales de la época, confabulados para terminar con él, roza la paranoia, sino está claramente dentro de ella. ¿Era Rousseau un esquizofrénico paranoide, un psicótico? Es posible. Lo que parece estar claro es que se trataba de un enfermo mental. Hay mucho en su biografía que así  parece ratificarlo. Incluso en su aspiración suprema a la bondad natural que la sociedad destruye hay una clara raíz de enfermedad mental. Incapaces de aceptar la maldad que destila una sociedad sin valores espirituales, humanos, que solo busca depredar, que solo premia al más fuerte y al más depredador, el enfermo mental aspira a la bondad suprema que cree está en nuestra naturaleza. Incapaz de afrontar la realidad se fuga de ella, bien a través del delirio profético (la aspiración de Rousseau a regresar a la bondad natural lo es claramente) o bien a través de una astuta y manipuladora y genial conducta que le permita enfrentarse a toda una selva llena de depredadores. Esto no es otra cosa que un delirio que suele terminar con el enfermo mental siendo la primera víctima de sus manipulaciones.

Aunque pueda parecer traído por los pelos el caso de Rousseau como enfermo mental, parece claro que desde la perspectiva moderna de la enfermedad mental, tanto él como otros muchos genios históricos fueron claramente enfermos mentales. El hecho, muy estadístico y constatable, de que muchos enfermos mentales alcanzaron la genialidad, es de una lógica aplastante. La mediocridad puede ser muy «normal» y proteger de la enfermedad mental, pero no hay nada más alejado de la genialidad. El genio es como un loco que se arroja a un río repleto de pirañas, todos saben que acabarán comiéndole el culo, por poner una pizca de humor, pero quien no se arriesga a ello jamás llegará a la otra orilla. La normalidad puede ser un lago bonancible, pero está cerrado en círculo, no se llega a parte alguna. Quien quiere aventurarse asume el riesgo de que lo devoren las pirañas de la locura.

 

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Jacques_Rousseau

 

http://www.revistaaleph.com.co/component/k2/item/591-las-enfermedades-de-jean-jacques-rousseau?tmpl=component&print=1

 

Jean Jacques Rousseau…“Un loco interesante”





LOCOS EGREGIOS VI

20 02 2017

ALGUNOS MÚSICOS LOCOS

beto_0

¿ERA BEETHOVEN UN ENFERMO BIPOLAR?

Aunque la etiqueta es muy moderna parece claro que Beethoven tiene todos los síntomas de un depresivo y dadas sus variaciones de humor catalogarlo como bipolar no parece una excentricidad. Como apasionado admirador de su música encuentro en ella esos extremos tan comunes en el enfermo mental, era capaz de la alegría más intensa y espiritual como lo demuestra su novena sinfonía, al tiempo que podía llegar a la tristeza más profunda de sus últimos cuartetos, era explosivo e intenso, sufría graves accesos de cólera, era misántropo, tenía serias dificultades para las relaciones interpersonales y su aislamiento, especialmente a raíz de su sordera, es tan típica del enfermo mental que aunque nunca fuera diagnosticado como tal -en su época la psiquiatría y el estudio de la enfermedad mental estaban en mantillas- es fácil que de haber vivido hoy en día se le habría etiquetado como tal. Los enfermos mentales sufrimos un grave complejo de baja autoestima y tratamos de paliarlo intentando meter en el saco a grandes genios de la literatura, el arte, la música o cualquier otra faceta del conocimiento humano, nosotros mismos buscamos fórmulas mágicas para autoconvencernos de que somos especiales, poseemos una sensibilidad extrema que creemos raya en la genialidad. Yo mismo intento convencerme de que soy un gran escritor y de que mi enfermedad mental tiene que ver mucho con esa hipersensibilidad que nos incapacita para enfrentarnos con la dureza de la vida. Puede que con frecuencia nos pasemos en eso de buscar referentes geniales que hagan más llevadera nuestra condición de enfermos. No obstante, cuando lees la biografía de Beethoven y descubres que su padre era un alcohólico, que lo maltrató, que nunca recibió ni la más mínima dosis de cariño, que se vio obligado a cuidar de su familia a temprana edad, que tuvo la desgracia de padecer una sordera que es la peor enfermedad que puede sufrir un músico, que sufrió una grave intoxicación de plomo que le produjo problemas digestivos y tal vez problemas mentales, uno se siente tentado a verlo como un hermano, un hermano enfermo mental. Uno de esos hermanos que luchan toda la vida con la enfermedad, que no toman medicación, que procura refugiarse en la soledad para pasar desapercibido y que intenta por todos los medios crear una obra genial que compense su imagen de monstruito inadaptado. En algunas cartas se comprueba que sus ideas de suicidio estuvieron muy presentes en algunas etapas de su vida. Como suele ser frecuente muchas obras geniales de estos enfermos mentales se han creado durante las crisis más agudas de su enfermedad.

Los 5 Genios ¿locos? más interesantes de la Historia

Biografia de Beethoven Compositor-Cronología-Obra Musical

https://www.personasque.es/trastorno-bipolar/salud/bienestar/genialidad-inteligencia-creatividad-581

LA COMPLEJA HISTORIA CLÍNICA DE SCHUBERT

franz_schubert_by_wilhelm_august_rieder

Una personalidad con un carácter muy inestable, promiscuo hasta llegar a sufrir la sífilis, fumador empedernido, parece que también fumaba opio, alcohólico con fuertes explosiones de cólera…conductas patológicas muy comunes en la enfermedad mental.Sus estados de ánimo variaban tanto que podría calificársele de ciclotímico o bipolar.

Franz Schubert: Historia clínica de una vida breve

http://www.filomusica.com/filo83/fantasmas.html

SCHUMAN

schuman

Pocas dudas puede haber sobre la enfermedad mental de este gran compositor que tras varios intentos de suicidio acabó muriendo en un manicomio a los 46 años de edad.

http://legadodeuntitan.com/blog/?p=349

http://www.elmundo.es/cultura/2015/03/06/54f8e60a22601da90c8b4572.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Schumann





LOCOS EGREGIOS V

27 07 2016

LUIS II DE BAVIERA, EL REY LOCO

castillo-neuschwanstein-rey2

Es un personaje muy conocido sobre todo por la película de Visconti, del mismo título, una obra maestra del cine. Así supe yo de su existencia. Como enfermo mental me llamó la atención su personalidad e intenté documentarme más sobre el tema, encontrando algunas características típicas de la enfermedad mental. Así, por ejemplo, su herencia genética estaba clara, existían claros antecedentes de enfermedad mental en su familia, por parte materna y paterna. Su abuelo Luis I también fue considerado un desequilibrado.

Por otro lado la educación recibida y su infancia, fundamental en el desarrollo de la enfermedad mental, fueron muy propicias para que ésta acabara manifestándose. Fue desatendido por sus padres y la soledad formó parte de su vida desde muy niño, algo que como veremos al repasar estos casos de enfermos mentales célebres es muy común, como lo es también en la mayoría de enfermos mentales. La necesidad de cariño es una constante en todo enfermo mental. Aunque pueden existir casos -siempre hay excepciones- en los que un enfermo reciba mucho cariño familiar, la regla sigue siendo que todo enfermo mental ha recibido muy poco cariño a lo largo de su vida, especialmente en las etapas críticas, infancia, adolescencia y juventud. De ahí que una de las terapias básicas para mejorar la vida de un enfermo sea la de darle mucho cariño. Lo mismo que la falta de alimento o una mala alimentación es la base del raquitismo y de todo tipo de enfermedades, la falta de cariño origina siempre un raquitismo emocional y y todo tipo de patologías. Si al hablar con un enfermo mental le preguntamos por su infancia y por el cariño recibido siempre descubriremos que éste ha brillado por su ausencia, cuando no se han producido malos tratos, agresiones físicas o maltrato psicológico. Nunca falla.

La vinculación de causa-efecto es muy clara. Asumiendo que existe una herencia genética, lo cierto es que, lo mismo que sucede en las enfermedades físicas, un cuidado exquisito sobre los factores que pueden desarrollar la enfermedad ayuda mucho a que ésta no se manifieste con virulencia. Si uno tiene antecedentes diabéticos en su familia, como es mi caso, un descuido en la alimentación hará que sea más fácil heredar la enfermedad que si uno se cuida mucho. En el caso de la enfermedad mental la falta de cariño es una apuesta segura para que ésta se desarrolle y con mayor virulencia cuanta mayor sea esta falta de cariño. La educación espartana, la dureza en el trato, la mala alimentación, la negativa sistemática a dar cariño, por parte del entorno del enfermo, ayuda mucho a que la enfermedad se manifieste y en algunos casos con extrema virulencia, como es el caso de Luis II de Baviera. Si a esto se une una personalidad tímida, hipersensible, imaginativa, un carácter apocado, falta de voluntad, baja autoestima, rebajada aún más por la familia y el entorno, entonces lo raro es que al cabo del tiempo la enfermedad pueda llegar a apoderarse por completo de la personalidad del enfermo.

Si además se echan sobre las espaldas del enfermo graves responsabilidades que no es capaz de soportar, como fue la realeza, en el caso que nos ocupa, la enfermedad mental está servida. Desconozco si existe un estudio serio y profundo sobre la enfermedad mental de Luis II, pero basta con ver la película de Visconti y documentarse un poco para encontrar signos evidentes de su enfermedad mental. Estos signos son claros: la misantropía, esa dificultad terrible que todos los enfermos mentales tenemos a la hora de las relaciones interpersonales, la búsqueda de la soledad como un refugio, un búnker para filtrar o bloquear a personas o estímulos que hacen daño a una sensibilidad muy acusada, esa tendencia al delirio que se manifiesta, aunque se trate de ocultar, en conductas patológicas, el desarrollo de la fantasía, de forma más o menos creativa, que suele terminar en ideas obsesivo-compulsivas y en delirios, sobre todo cuando no se posee una educación sobre técnicas de control mental o unos conocimientos psicológicos que nos ayudan a desentrañar cómo funciona la psiquis y la mente en estos casos, la clara tendencia a buscar personas que aporten la dosis de cariño necesaria o que puedan dar alas a una imaginación vivísima, sin ser muy conscientes de la personalidad, a veces patológica, a veces incluso malvada, de esas personas, la confianza excesiva en personas que no se la merecen y la dificultad para confiar en personas que sí son dignas de confianza y que sí pueden darnos apoyo y cariño, por la sencilla razón de que cantan las verdades del barquero, de que no halagan ni hacen la pelota, de que nos enfrentan al espejo… Todo esto se manifiesta con claridad en la vida de Luis II.

 

Fue tratado con dureza en su infancia, alejado de sus padres que no se ocupaban de él, vivió una intensa soledad, se le privó del cariño que necesitamos todos, pero especialmente los niños, sufrió castigos que rebajan la autoestima y hacen daño físico, como la privación de alimento, estar a pan y agua. Se puso sobre sus hombros una carga muy pesada, como fue la realeza, y a una edad muy temprana, los dieciocho años. Su hipersensibilidad, la dificultad para filtrar o bloquear los estímulos y su incapacidad para las relaciones interpersonales le convirtieron en un misántropo. En la película de Visconti se aprecia con claridad cómo se siente incapaz de asumir sus responsabilidades, cómo busca la soledad, cómo comete graves errores a la hora de apreciar a las personas que merecen su confianza. El caso de Richar Wagner es sintomático. Un genio de la música, un creador excepcional, al que una sensibilidad como la de Luis II no puede evitar entregarse con las consecuencias históricas de todos conocidas. Porque el ser un gran creador, un gran artista, no implica que al mismo tiempo se deba ser una gran persona. El caso de Wagner es paradigmático, todo lo que tenía de genio de la música lo tenía de mala persona, vividor, manipulador, con escasos valores éticos que le llevan a seducir a la esposa del gran director de orquesta Hans Von Bulow, e hija del gran músico Frank Listz. No se puede decir que Wagner fuera una persona ideal para ser amigo de un enfermo mental, pero la admiración que sentimos todos los enfermos mentales por los grandes creadores y grandes genios, por aquellos que pueden proporcionarnos un mundo imaginativo y artístico que nosotros somos incapaces de darnos a nosotros mismos, le llevó a entregarse, casi atado de pies y manos a este hombre problemático que fue un verdadero terremoto en la vida de Luis II.

No es difícil imaginar lo que supondría para este enfermo mental ser investido rey y asumir responsabilidades que muy pocos entre los no enfermos serían capaces de asumir con cierta dignidad y normalidad. Si luego pensamos en las personas que le rodearon buscando dinero, poder, trepar en la escala social, de las que se podía esperar todo menos cariño y afecto, si imaginamos los consejos que le dieron, los chantajes, las coacciones psicológicas que siempre sufre una figura pública, lo raro hubiera sido que Luis II no terminara como terminó. El poder con el que fue investido le proporcionó alas a sus delirios, para no tener que luchar con garras y dientes contra ideas obsesivas, como nos sucede al resto de enfermos mentales, que sabemos muy bien lo que nos ocurre si no nos controlamos. Sus crisis le llevaron a refugiarse en la soledad, lo peor que puede hacer un enfermo mental que sufre delirios, a buscar la compensación del sexo de forma desequilibrada, a dejarse llevar por romanticismos infantiles y a enfrentarse al entorno de forma agresiva. Y acabó como acabamos todos los enfermos que no nos controlamos, internados, bajo la supervisión casi omnipotente de profesionales mejores o peores pero en la mayoría de los casos incapaces de aceptar que un abrazo, una muestra de cariño hace mucho más por el enfermo que todas las medicaciones y terapias habidas y por haber. Privado de su dignidad, sometido a privaciones que resultaban aún más dura en alguien que alcanzó un altísimo nivel social, no es sorprendente que su mente se dedicara a buscar fórmulas para conseguir el suicidio. En eso me recuerda a mí, cuando amenazado con permanecer toda la vida en un psiquiátrico busqué la forma de que me dieran un permiso. Para ello no dudé en rebajarme, en interpretar el papel de niño bueno, en halagar y en mostrarme amable hasta el empalago con el psiquiatra que me supervisaba. Al final logré que me diera un permiso para salir a Madrid, permiso que utilicé sin más para arrojarme al metro.

Luis II, como se ve en la película de Visconti, también ocultó su deterioro psíquico y logró convencer a la persona más afectiva y empática para que le dejara pasear solo cerca del lago. En realidad este permiso fue condicionado a que esta persona le acompañara. No se sabe lo que ocurrió, pero teniendo en cuenta las consecuencias y la conducta patológica del enfermo mental en estos casos, parece muy probable que se librara de su acompañante por la violencia (un enfermo la usa cuando está desesperado y su decisión de suicidarse encuentra obstáculos) y que lograra alcanzar el suicidio de una forma que no parece muy indolora precisamente, por ahogamiento. También es posible que Luis II se escapara, se arrojara al lago y su acompañante se ahogara al intentar rescatarlo. Es posible, cierto, pero parece más probable la anterior hipótesis. Rara vez los enfermos intentamos el suicidio en presencia de otras personas, y cuando se hace está claro que no quieren morir y solo es una llamada de auxilio. En el caso de este personaje su reclusión hacia obligado que lo intentara de cualquier forma posible, solo o en compañía. La violencia que puede desarrollar un enfermo que ha decidido suicidarse, que está desesperado, que considera que ha sido privado de su dignidad de ser humano, con quien intenta impedírselo, solo puede ser imaginada por quienes no la hayan vivido. En cierto modo se parece a la violencia y la fuerza descomunal que tienen los drogadictos bajo el síndrome de abstinencia y de la que  fui testigo presencial por mi trabajo. Quien no lo haya visto no se lo puede creer. También me ocurrió a mí cuando se me echaron encima varios celadores y me pegaron una paliza, de no haber sido por un ataque de asma que me impidió respirar y defenderme me asusta imaginar lo que hubiera ocurrido.

Luis II fue un caso atípico de enfermo mental, en el sentido de que rara vez alcanzamos el poder o la posición social que nos permita tener un ascendiente sobre gran número de personas, pero en todo lo demás es un caso típico, incluida su muerte, desesperada, buscada con astucia y manipulación. Una muerte por ahogamiento no debe ser algo sencillo, lo único que se puede desear en estos casos es que el sufrimiento haya sido el menor posible.

LUIS II DE BAVIERA, UN REY LLENO DE DEBILIDADES.

https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_II_de_Baviera

 

 

 

 

 





LOCOS EGREGIOS IV

30 05 2016

NICOLAI GOGOL

gogol

Cuando leí por primera vez su obra inmortal «Almas muertas», siendo muy joven, encontré en ella algo kafkiano (por entonces también leía con total concentración la obra de Kafka), sin embargo en Gogol el humor era tan importante como para transformar a un Kafka convertido en insecto en un curioso personaje buscando almas muertas. Eso fue lo que me despistó, porque no sería hasta mucho más tarde cuando me informara sobre la enfermedad mental de este genio. Pensaba que alguien que mira la vida con humor nunca puede llegar a la locura. Me equivocaba. En la obra de Castaneda el chamán don Juan le dice que el humor es la mejor forma que tiene el brujo de enfrentarse al misterio. Solo mirando la realidad terrible y misteriosa de la vida con humor se puede llegar al desatino controlado, la única forma que tiene el guerrero de enfrentarse a la locura de la supuesta realidad y salir indemne. Algo debió de fallar en Gogol, tal vez el humor no pudo con esas manías obsesivas que nos atenazan a todos los enfermos mentales. Mantener el sentido del humor a lo largo de toda una vida es algo extremadamente difícil, lo sé por experiencia. Como aficionado al humor, como humorista, como alguien que hace años decidió utilizar el humor como herramienta para combatir su enfermedad mental, soy muy consciente de que cuando caigo en una fuerte depresión, cuando me atenaza la manía o la fobia, es casi imposible alimentarse de humor, es como si el estómago arrojara un alimento en mal estado. Solo después, recapitulando esos estados terribles de absoluta desesperación, puedo encontrar la perspectiva humorística a todo lo que me ha ocurrido. Una buena muestra de ello es mi personaje, Don Fóbico Pesadilla, un curioso personaje que es una parodia delirante de mí mismo.

En todos las facetas de la creación artística, literaria, filosófica, incluso entre los gurús y grandes maestros espirituales hay siempre enfermos mentales que dan un punto de locura traviesa a todo lo que hacen. Sigo pensando que la locura no es un punto positivo para la creación original y maestra de cualquier obra literaria o artística. Los enfermos mentales pueden llegar a la maestría en cualquier campo, literario, artístico, filosófico, musical, pero no precisamente por ser enfermos mentales, sino a pesar de ello. En esa lucha titánica por superar su enfermedad el creador llega a pisar extraños mundos donde el delirio se aúna con ese abrir la puerta del misterio y mirar al abismo cara a cara.

Gogol es un buen ejemplo de escritor enfermo mental, aunque hay muchos más, como iremos viendo. Por mi faceta de escritor siento un especial interés por ellos, porque de alguna manera me resulta fácil ponerme en su piel. Yo también quemé algunos cuadernos, parte de mi obra de juventud, en una crisis depresiva. Como él también tengo serias dudas sobre mi obra y hasta pensé en algún momento en destruirla toda antes de mi muerte. La duda nace de la baja autoestima, tan propia del enfermo mental, que se ve reflejado en las miradas de los otros, de los normales, y esa duda que le corroe como un gusano, a lo largo de toda su vida, hace que se plantee una y otra vez si su obra no será el delirio de un loco y no la obra maestra del genio. Gogol es típico en muchos aspectos de la patología del enfermo mental, sus dudas, sus angustias, sus búsquedas espirituales y proféticas e incluso su muerte, a temprana edad, tras un ayuno salvaje. Me siento muy identificado con él, en mi caso también daba por hecha mi muerte a edad temprana, incluso llegué a ponerme una edad límite, los cincuenta años, si pasaba de ella sería un verdadero milagro. Gogol falleció a los 42 años. Yo he tenido más suerte, sin duda debido al apoyo familiar que tuve en los peores momentos de mi enfermedad y luego a mi filosofía del guerrero impecable.

Remito a varios textos sobre la vida y la obra de este genio y sobre su enfermedad.

 

http://desdeelmanicomio.blogspot.com.es/2010/06/diario-de-un-loco-de-nikolai-gogol.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Nikol%C3%A1i_G%C3%B3gol

http://www.revistaaen.es/index.php/frenia/article/download/16516/16356

http://booksp.eu/index.php?newsid=407814

 





LOCOS EGREGIOS III

15 04 2016

Artaud_BNF

ANTONIN ARTAUD

Fue diagnosticado como esquizofrénico. Actor, poeta, cineasta, fue considerado un genio de su tiempo. Creador del teatro de la crueldad. Está considerado como el padre del teatro moderno. A los cuatro años sufrió un ataque de meningitis que consideraron como síntoma de una neurosífilis adquirida de sus padres. El dolor físico y una constante sensación de paranoia no le abandonaron nunca a lo largo de su vida.  Es el vivo ejemplo de la polémica entre locura y genialidad. Hay quienes siguen pensando que cierta genialidad no puede darse sin un grado de locura, como si la genialidad de ciertos enfermos mentales se generara de su enfermedad y no de su naturaleza, de su personalidad. No estoy de acuerdo en absoluto con el concepto que asocia la genialidad y la locura. No sabemos lo que pudo haber sido Antonin Artaud sin sus problemas mentales pero estoy convencido de que su genialidad se hubiera manifestado de otra forma. La enfermedad mental solo nos hace más difícil la vida, nos hace sufrir más, nos convierte en víctimas del potro del tormento infernal, pero no nos hace genios «per se». Es cierto que la enfermedad nos catapulta a un mundo delirante que puede ser aprovechado por un genio para dar rienda suelta a su creatividad, también nos permite asomarnos por la rendija que separa los mundos o dimensiones, nos permite conocer con mayor facilidad cómo son las otras dimensiones a las que los demás ni se asoman porque no creen en ellas. Su mundo es la pared contra la que pueden golpear su cabeza y percibir la sangre que mana de la herida, pero no lo es el mundo imaginario que brota de su fantasía, porque no pueden darse cabezazos contra la fantasía y sangrar. Es un pobre, un paupérrimo concepto de realidad.

No sé lo que hubiera preferido Antonin de habérsele dado la posibilidad de elegir entre enfermedad y genialidad o normalidad en todos los sentidos. Yo tengo muy claro que siempre hubiera elegido librarme de la enfermedad mental y en cuanto a la genialidad no creo en absoluto que Artaud fuera un genio debido a su enfermedad ni que yo hubiera sido incapaz de escribir lo que llevo escrito de no haber sido un enfermo mental. Que me den salud que ya me encargaré yo de demostrarles mi genialidad.

 

 

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Antonin_Artaud

http://psicologiadebarrio.blogspot.com.es/2012/01/antonin-artaud-locura-y-genialidad.html

 

http://www.psicomundo.com/mexico/artefacto/glosolalias.htm

 

 

http://www.revistaenie.clarin.com/escenarios/teatro/Antonin-Artaud-teatro-Genica-Athanasiou_0_991701187.html





LOCOS EGREGIOS II

17 02 2016

LOCOS EGREGIOS II

VINCENT VAN GOGH

gogh-bandaged-ear

UN ENFERMO MENTAL NO ES UN GENIO GRACIAS A SU ENFERMEDAD SINO A PESAR DE ELLA

Es todo un símbolo, un icono para los enfermos mentales. Cuando se quiere hacer saber a los «normales» que los enfermos mentales no somos unos vagos de siete suelas, unos tontos de capirote, se suele citar a Van Gogh como signo de lo que un enfermo mental puede llegar a conseguir. Está considerado como uno de los grandes pintores de la historia, un genio, y sin embargo está claro que fue un enfermo mental. Eso nadie lo niega, aunque no hay coincidencia en el diagnóstico de la enfermedad que padecía, algunos hablan de esquizofrenia, otros piensan que podría ser un «bipolar actual» y hay quien piensa que su enfermedad mental se debió a la sífilis o fue consecuencia de alguna enfermedad física que padeció. Sin entrar en polémicas tontas, lo cierto es que Van Gogh es un caso clásico de enfermo mental. La anécdota de que llegara a cortarse la oreja es tan conocida como sus cuadros. Al parecer tenía ideas suicidas, algo típico en ciertas patologías mentales y no se sabe con certeza si su muerte, de un balazo, se debió a un suicidio o fue un asesinato.

Hay quienes piensan que la genialidad de ciertos enfermos mentales que han pasado a la historia de la literatura o el arte o la ciencia se debió en gran parte a la enfermedad mental, como si el descontrol de la mente, el caos, el delirio, fueran condiciones favorables para un gran trabajo de la mente, o como si el simple hecho de tener una enfermedad mental nos abriera las puertas del subconsciente profundo o nos ayudara a meditar y alcanzar el nirvana. Nada más incierto, los enfermos mentales podemos alcanzar la genialidad o llevar a cabo obras literarias, artísticas, científicas o llevar vidas ejemplares no gracias a la enfermedad que padecemos, sino a pesar de ella. Esto es muy importante. Quienes no asumen nuestra condición de enfermos piensan que nuestra «locura» nos puede llevar lo mismo al asesinato que a la genialidad, es como una cabra loca que lo más fácil es que caiga en el abismo, pero a veces da saltos que la pueden llevar a descubrir nuevos horizontes.

Conseguir cualquier meta en la vida para un enfermo mental es un logro que solo se consigue gracias a un esfuerzo titánico, a una voluntad de hierro y al aprovechamiento máximo de las cualidades mentales o personales. En mi caso tal vez no hubiera escrito tanto de no haber sido un enfermo mental, porque la enfermedad me ha marginado de la sociedad y el tiempo que se suele dedicar a las relaciones interpersonales lo he dedicado a escribir, entre otras cosas, pero el escribir bien no es producto de la enfermedad sino de escribir mucho y durante mucho tiempo, mejorando, trabajando día a día. No voy a negar que ciertas características de mi enfermedad, como la tendencia al delirio o el poseer una vivísima imaginación, han hecho que algunas de mis historias puedan parecer muy creativas y originales. El delirio «per se» no es una cualidad para un escritor. A mí me llevó muchos años conseguir que los delirios que destrozaban mi vida fueran encauzados y aprovechados para crear historias literarias que pueden parecer insólitas. El delirio, la depresión, el deseo de morir, no son de por sí trampolines para la genialidad o para llevar una vida extraordinaria, al contrario, lograr superar todo esto y alcanzar las mismas metas o superiores que pueden alcanzar las personas «normales» es una auténtica heroicidad para el enfermo mental.

Van Gogh tenía una sensibilidad especial para la pintura, para el color, pero tuvo que luchar con tendencias suicidas y su vida, reflejada en sus cartas a su hermano Theo, nos muestra facetas típicas del enfermo mental, como es la hipersensibilidad hacia ciertos temas, esa preocupación patológica por el sufrimiento ajeno, que muchos pueden llegar a confundir con la «santidad». En realidad la incapacidad para filtrar o bloquear el sufrimiento ajeno que llega a nuestras vidas es algo muy común en el enfermo mental. Sentir empatía por el prójimo, ponerse en su piel, ser compasivo, solidario, ayudar a los demás, son cualidades espirituales de una persona, pero llegar a sufrir tanto por los demás que no podamos filtrar su sufrimiento, bloquear lo que nos llega de las tragedias humanas es en realidad una patología propia de una enfermedad mental. Hay quienes piensan que sufrir por los demás y ayudarles tanto que uno pueda anular su propia vida es una heroicidad, es una muestra de la santidad a que puede llegar una persona religiosa. Nada más incierto, Van Gogh era un hombre humano con una gran sensibilidad hacia el sufrimiento ajeno, pero fue la incapacidad para filtrar y bloquear los estímulos que llegaban a su mente lo que hizo que la enfermedad mental se apoderara de él y lo llevara al suicidio.

Voy a poner unos enlaces para aquellos que estén interesados en obtener más datos del pintor y del enfermo mental.

VANG GOGH EN WIKIPEDIA

https://es.wikipedia.org/wiki/Vincent_van_Gogh

van20gogh20libro1

CARTAS A SU HERMANO THEO

theo_31

Haz clic para acceder a Van%20Gogh,%20Vincent%20-%20Ultimas%20cartas%20desde%20la%20locura.pdf

LA ENFERMEDAD MENTAL

http://www.vggallery.com/visitors/major/navarro/02.htm

http://www.alcmeon.com.ar/5/19/a19_07.htm

http://www.abc.es/20120716/cultura-arte/abci-enfermedad-mental-arte-201207131759.html

El trastorno psiquiátrico de Vincent van Gogh

 

Haz clic para acceder a VanGogh.pdf