CARÁCTER Y KARMA II

2 11 2014

Voy a seguir con mis sueños de muertes violentas que yo atribuyo a vidas pasadas, porque considero que han sido importantisimos tanto a la hora de generar conductas patológicas que me han ocasionado problemas gravísimos en mi vida, como causa primera, primigenia, tal vez de mi enfermedad mental que no es otra cosa que una clara enfermedad del alma. En otro momento analizaré los siguientes defectos de carácter, que aunque importantes, no han provocado problemas tan vitales como la ira causada por un rechazo de mis muertes violentas y un odio y afán de venganza que no puede ser extirpado sino se va a la raíz.

Me olvidaba de un sueño muy importante que he utilizado en alguna de mis novelas, como en el Loco de Ciudadfría, y en mis relatos.Este sueño tuvo lugar al salir de un coma profundo provocado por uno de mis intentos de suicidio más serios. Es por eso que le atribuye una enorme importancia. Voy a describir, a grandes rasgos dicho sueño. Yo estoy en una torre de una mezquita, soy un almuecín o almuédano, como dice el diccionario de la RAE, musulmán que desde el almenar convoca en voz alta al pueblo para que acuda a la oración. Creo que soy algo más, una especie de profeta. No puedo situar en el tiempo este sueño. Tal vez no mucho más tarde del nacimiento del islamismo.Creo que se debe a una posible reencarnación como musulmán, una vida pasada, el que yo sienta mucho respeto por el islamismo, a pesar de su dogmatismo y de sus ideas, en muchos casos, casi medievales. Incluso cuando se trata del terrorismo islamista hay algo en mi que a pesar de condenarlo sin tapujos y considerarlo una de las manifestaciones más brutales de la naturaleza humana, me dice que ande con cuidado, con pies de plomo.

Estoy haciendo un discurso ajustado a las normas. Desde lo alto veo una gran plaza repleta de musulmanes, con sus túnicas y sus vestimentas tradicionales. De pronto pienso en la injusticia, en la conducta de los poderosos, y tras pensarlo unos instantes tomo una decisión, consciente de las consecuencias. Cambio el discurso y zahiero con mi verbo fácil y con mi ironía sangrienta. Entonces comienzo a ver reacciones entre el gentío de la plaza. Se mueven, cuchichean entre sí, comienza una especie de alboroto, al principio discreto, luego muy visible. A pesar de ello no interrumpo mi discurso. Resulta curioso que esta misma actitud la he empleado en momentos especialmente difíciles de mi vida, a pesar de las consecuencias, he adoptado una conducta que consideraba justa. El ejemplo más claro para mí es la decisión que tomé cuando comencé a sufrir mobbing en el trabajo. Sigue siendo una conducta muy enraizada en mi carácter y que nunca he conseguido controlar, ni siquiera encauzar de otra forma menos drástica.

Toda esta escena la veo desde la personalidad del almuecín, como si estuviera mirando con sus ojos y sintiendo sus emociones como propias. Es una escena extraordinariamente visual. He tenido que recapitularla en algunas terapias y puedo decir que está muy lejos de esos sueños o fantasías mentales en las que uno intenta imaginarse una escena, sin conseguirlo del todo, y se inventa los detalles. En este sueño todo es visual, claro, como si estuviera ocurriendo ahora mismo. Al fin unos alborotadores han tomado una decisión. Les veo dirigirse a la entrada de la torre y percibo cómo suben por las escaleras,el ruido que hacen, sus voces violentas. A pesar de ello sigo con mi discurso. Llegan arriba, me golpean, me arrojan por las escaleras, me bajan a patadas hasta la plaza. Allí otros han preparado cuatro camellos a los que han atado cuatro cuerdas. Sin vacilar me atan de pies y manos entre el vocerío de la gente y sus maldiciones. Golpean las ancas de los camellos que comienzan a moverse. Noto cómo mi cuerpo se estira. Noto el dolor en cada músculo de mi cuerpo, siento la angustia espantosa de lo que va a pasar. No pido perdón, acepto mi destino. Solo tengo miedo a no soportar el dolor físico. Rezo. La angustia es infernal. El dolor está alcanzando límites inhumanos.

Y entonces me despierto. Estoy en una cama de un hospital. La voz que creí escuchar del almuecín resulta ser una sirena, tal vez de una ambulancia. Me cuesta despertar, hacerme consciente de dónde estoy. Mientras lo consigo y no recuerdo los detalles del sueño con absoluta lucidez. Se me queda grabado. Una interpretación cientifista diría que la sirena me hizo pensar en un almuecín llamando a la oración desde una torre, que el dolor del descuartizamiento fue provocado por mis músculos, afectados por el frío intenso del lugar donde intenté el suicidio. Que tal vez el situar la escena en un país musulmán se debiera a algún atentado. Lo dudo porque estoy hablando tal vez del año 1979 o 1980. Que yo recuerde el terrorismo musulmán no era entonces lo que es ahora.

Mi interpretación siempre ha sido clara e indubitable. Siempre estuve seguro que debido al coma pude acceder a una de mis vidas pasadas. Así pues tenemos suficientes vidas con muerte violenta para que eso haya echado raíces en mi carácter y generado conductas patológicas. Mi enfermedad mental para mi tiene una causa clara. No te pueden decapitar, descuartizar, morir en el frente de batalla, etc. etc. sin que ello tenga un precio, un karma a pagar en esta vida actual. Una vez conocida la causa de mi enfermedad, de mis varias y diversas patologías y conductas extraviadas, el problema no es asumir conscientemente esa causa, el problema está en diseñar una estrategia positiva y sobre todo en cortar de raíz el problema.

Es inútil intentar de forma consciente decirte que tus muertes violentas ya pasaron. Siguen en tu memoria oculta, siguen en tu personalidad. No es posible asumir que otros seres humanos te han matado de forma tan brutal e intentar hacer de eso agua pasada que no mueve molino. Las estrategias deben ser otras, y es ahí donde he fallado y como consecuencia he caído en la enfermedad mental.

Me recuerdo de niño creyendo en Dios y asumiendo todo el catecismo que me imbuyeron en la preparación a la primera comunión. Me recuerdo intentando ser tan bueno que ahora hasta me doy asco. No se puede ser tan bueno sin ser terriblemente tonto. Aguantar cualquier cosa, perdonar, poner la otra mejilla, no ver el mal que hay en los otros sino su ignorancia de la que no tienen culpa, etc. etc. etc. Eso me llevó a un severo conflicto subconsciente, por un lado una orden taxativa de mi consciente de que debería ser bueno hasta la heroicidad y perdonar siempre, y otra orden, nacida de mis personalidades pasadas (en la muerte por decapitación ascendí a lo alto maldiciendo y prometiendo venganza contra el decapitador) que quiere venganza y que genera odio constante hacia los que me hicieron daño, pero también, en un irracional silogismo, contra toda la humanidad. Una conducta incomprensible a no ser que se tenga en cuenta la teoría de la vinculación de Milarepa que estoy desarrollando. No estamos solos, nuestros actos no son únicamente responsabilidad nuestra, todos estamos unidos, vinculados, y por lo tanto las consecuencias de nuestros actos son de todos, de los que los hacen, pero también de los que los piensan,de los que los aceptan, de los que omiten hacer lo posible para impedirlos. Por eso la redención del maestro Jesús fue para todos y no solo para «los peores pecadores».

La estrategia falló porque era errónea. Como consecuencia pasé una niñez muy difícil, con mucho sufrimiento, una adolescencia en la que intenté compensar ese dolor con el placer del sexo (masturbatorio, porque en aquellos tiempos eran impensables las relaciones sexuales entre adolescentes). De ahí puede proceder mis patologías sexuales, no muy importantes, pero sí lo suficientes para ocasionarme algunos problemas. Tal vez en alguna vida pasada fuera un gigoló. De hecho el que se me ocurriera escribir mi culebrón erótico, así titulado, no pudo ser por mera casualidad. Sin embargo los sueños en este sentido son casi nulos, otra razón más para pensar que es la ira el objeto de la lección de esta vida y de la lucha por desprenderme de la piedra mas pesada en mi mochila kármica.

¿Qué estrategia se puede emplear para evitar un karma tan terrible? No he encontrado otra, buceando en mis meditaciones, en mi evolución espiritual, que asumir que todos estamos vinculados, que somos hijos de Dios, chispas divinas, y que por lo tanto algún día estaremos todos unidos en la divinidad. Esta idea se ha ido visualizando con más detalles en algunos de mis relatos, tales como los relatos esotéricos, en los que el verdugo del karma le pone un artilugio en la cabeza al difunto que no puede asumir su muerte violenta y de esta forma adopta la personalidad de su matador y verdugo y puede comprender sus razones para hacer lo que hizo, o al menos puede saber porqué lo hizo. En uno de mis ensayos de Milarepa éste describe, de forma muy jocosa, lo difícil que será estar estrechamente vinculados con las personas que nos hicieron más daño. No habrá filtros y nuestras vidas se transmitirán de unos a otros. Tal vez nos pongan en el Todo al lado de aquellas personas con la que más hemos sufrido y que han generado más karma en nuestras vidas. Milarepa dice que no será lo mismo que nos pongan al lado de una preciosa mujer con la que siempre quisimos mantener relaciones sexuales, sin conseguirlo, y que ahora estará desnuda con nosotros, piel con piel, que suceda lo mismo con el verdugo que nos decapitó. No, no es lo mismo, dice Milarepa con regocijo, con humor que hasta a mí, que estoy escribiendo como si Milarepa fuera yo, me pone los pelos de punta.

No es casual que se me hayan ocurrido estas ideas y las haya puesto por escrito en forma de ficción. Se trata de el único remedio que he encontrado para superar estas muertes violentas. Imaginarme a mis verdugos a mi lado, en el Todo Divino, ahora conscientes de formar parte de Dios, con las cualidades de Dios, pero con esas vidas pasadas en las que me mataron brutalmente. Es terrible visualizarse así, pero es la única estrategia que me ha dado resultado, no mucho, porque la ira sigue siendo mi principal problema kármico, pero al menos está funcionando y voy mejorando.

Las demás estrategias son solo paños calientes. He utilizado, por ejemplo, la de intentar compensar con el placer sexual el sufrimiento terrible de mis vidas pasadas, como si pensara que haciendo el amor como un desenfrenado puedo compensar tanto dolor. Algo así como el placer y el displacer de Freud. Para equilibrar una balanza desequilibrada hay que poner en el platillo que está arriba tanto peso como en el que está abajo, hasta que logren equilibrarse. No sé si podría haber funcionado mejor porque mis experiencias sexuales han sido muy normalitas y limitadas. Tal vez si me hubiera hecho un gigoló o un promíscuo, si me hubieran dado mejor cuerpo, capaz de seducir a muchas mujeres, esto hubiera funcionado mejor. Solo tal vez porque si fui gigoló en otra vida, en esta siempre he tenido claro que no quería serlo, y no solo por mi cuerpo seboso.

Cada uno debe descubrir su karma buceando en sus vidas pasadas. Yo he utilizado los sueños porque me resulta más fácil soñar con posibles vidas pasadas que utilizar la meditación. En este sentido no me atrevo a dar consejos. En cuanto a la estrategia para «quemar el karma» tampoco puedo aconsejar. A mí me resultó imposible intentar amar al prójimo siendo sacerdote, siendo tan buena persona que me llegaran a canonizar algún día. Resulta curioso cómo esa estrategia se fue desarrollando en mi vida. Un niño religioso que quiere a toda costa ser bueno, un adolescente que lucha con la lujuria porque quiere ser sacerdote, célibe, y ayudar a los «negritos» en Africa (una de mis fantasías infantiles más frecuentes, especialmente cuando llegaba lo que entonces llamaban el Domund). Resulta curioso observar cómo luego, durante mi juventud, intenté compensar el sufrimiento kármico con el amor de mujeres. Me enamoraba de casi todas y buscaba relaciones sexuales con desesperación. Una de mis obsesiones compulsivas más duras de sobrellevar fue la de perder la virginidad a toda costa. Al final la perdí con una prostituta, en la calle la Ballesta, de Madrid, en el barrio chino. No fue muy desagradable pero tampoco me hizo demasiado bien. Toda mi juventud estuvo presidida por esta obsesión. Y como el recuerdo subconsciente de mis vidas pasadas seguía en el fondo de mi alma, me encontré en un callejón sin salida.

Si tuviera que describir mi karma en cuanto a la ira con una operación matemática sería, más o menos así:

Muertes violentes+ira=amor romántico+sexo.

Hubiera tenido que disfrutar de mucho amor romántico y mucho sexo para que se equilibrara la balanza, pero es que ni siquiera tuve el imprescindible, el mínimo. Como consecuencia la ecuación quedó así.

Muertes violentas+ira-amor romántico y sexo= intentos de suicidio+más intentos de suicidio+más intentos de suicidio

O SEA:ENFERMEDAD MENTAL EN SUS DIFERENTES VARIANTES, DEPRESIONES, FOBIAS, IDEAS OBSESIVO COMPULSIVAS, TAL VEZ BIPOLARIDAD, TAL VEZ ALGO DE PSICOSIS (MUERTE VIOLENTA Y PSICOSIS DEBEN DE ESTAR MUY UNIDAS)

En ello estoy. Intentando avanzar y sufriendo crisis tras crisis. Combato la ira con el mutismo, con la abstinencia de comida, con la huida de las relaciones interpersonales, haciendo daño a los seres queridos, intentando hacérmelo a mí mismo sin conseguirlo porque uno de mis grandes avances ha sido no volver a intentar el suicidio. Pero si no puedo suicidarme tengo que hacer algo, protegerme en postura fetal, caer en un mutismo absoluto, dejar de comer, a ver si con un poco de suerte puedo llegar a los dos o tres meses o cuatro (estoy muy gordo) para morir por inanición.

Nunca he logrado comprender de dónde nacen estos comportamientos en mis crisis. Comprendía el suicidio, porque si no puedes matar al verdugo que te ha matado, por lo menos mátate a ti mismo y trata de que los demás lo vean, cualquiera, incluso tus seres queridos, porque de acuerdo a la teoría de la vinculación de la Milarepa, de alguna manera le llegará a tu auténtico verdugo en una vida pasada.

Suena a desatino, a delirio. Pero también suena a desatino «poner la otra mejilla» y el maestro Jesús lo hizo. O «el que escandalizare a uno de estos pequeñuelos más valdría que se atara una piedra de molino al cuello y se arrojara al mar». Y sin embargo Jesús lo dijo. Muchas verdades evangélicas suenan a desatino, pero tal vez solo porque no aceptamos la dimensión espiritual en nuestras vidas, porque estamos empecinados en que solo existe lo material y nacemos por casualidad y morimos por erosión y deterioro y mientras tanto «carpe diem», disfruta el momento, pero solo con cosas materiales, bienes, dinero, sexo, poder, sadismo…

infierno hedonistas

Yo sigo en ello, generando dolor en mis seres queridos, tomando decisiones que proceden más del odio hacia mis verdugos en vidas pasadas que del amor. Pero no puedo evitarlo. Es una profunda enfermedad del alma. Es algo karmico. Tal vez en otra vida tenga más oportunidades si en esta logro avanzar un poco. Cualquier paso que demos en esta vida en el camino kármico será uno menos que tendremos que dar en la siguiente. Es lo único que me consuela. Ustedes pueden seguir creyendo que han nacido por casualidad y que morirán antes o después, de mejor o peor manera, y que lo único importante es tener dinero y darse todos los placeres posibles. Pero recuerden lo que les digo, el karma solo se lava con dolor, y si ustedes no sufren ahora sufrirán más tarde. Recuerden que cada problema que tengan en la vida debido a sus defectos de carácter será un problema kármico y deberán ir a la raíz, no conformarse con quitar una hoja de vez en cuando del árbol, ayudados por viento favorables.

Recuerden bien lo que les digo, si yo soy ahora un enfermo mental y sufro graves enfermedades del alma, puede que a ustedes les haya pasado lo mismo en vidas pasadas o le ocurra en las próximas. Recuerden que reírse de un enfermo mental es burlarse del potro del tormento que les espera. Si somos incapaces de superar cosas que a ustedes les parecen tan fáciles es porque tenemos algo terrible detrás, tal vez decapitaciones y descuartizamientos, como es mi caso. Ustedes pueden tener otras cosas detrás que aún no les han pasado factura en esta vida, pero que pueden pasársela, en esta o en la siguiente, o en la siguiente. Puede que uno elija «quemar karma» a «tutiplén» todo el karma posible en una vida y acabe sufriendo una enfermedad mental grave y circunstancias dramáticas y trágicas. Pero yo no envidio en absoluto a quienes van dejando lo que tienen que hacer hoy para mañana. La deuda se acumula, y cuando llegue el verdugo a cobrársela, puede que nos reclame el total importe de la deuda de una vez. No quiero eso, espero que ustedes tampoco, por lo que les sugiero que se pongan a trabajar. Quienes crean que todo esto es un cuento chino y que solo tienen una vida y que se lo están pasando muy bien, que no canten victoria. Puede que el verdugo esté con el hacha, dispuesto a dar el hachazo cuando menos lo esperamos. ¿Cómo era aquella frase evangélica que hablaba de que el señor regresaba a casa de forma imprevista y pedía cuentas a sus sirvientes, de los denarios que les había prestado? Creo que había aún una frase más dura.

Ríanse cuanto quieran, la ria no es mala, me encanta el humor y si quieren reírse de mí pueden hacerlo, les doy mi permiso. Pero no se olviden de la mochila que llevan a la espalda, cargada de pesadas piedras kármicas. Puede que mañana se caigan y si les ocurre y yo estoy de pie, puede que no pueda disimular la risa o la sonrisa. Les juro que si fuera un maestro espiritual como Jesús o como Buda aceptaría que me crucificaran o que todas las tragedias del santo Job cayeran sobre mi cabeza. No me importaría. Pero aún soy un viajero del tiempo, con muchas muertes violentas a mis espaldas. Intento amar y perdonar. ¡Pero no saben lo que me cuesta!





CARÁCTER Y KARMA

16 10 2014

CARÁCTER Y KARMA

Estoy de acuerdo con lo que dijo un gurú acerca del carácter.El pensamiento precede a la acción, los actos crean hábitos y el carácter es el conjunto de hábitos. A lo largo de toda nuestra vida no dejamos de tener pensamientos, romper el diálogo interno, hacer un vacío en nuestra mente es una formidable hazaña que solo podemos conseguir con la meditación o con otras técnicas de control mental.

Nuestros pensamientos preceden a nuestras acciones, son como impulsos eléctricos que nuestro cerebro recibe una y otra vez y que van creando un circuito, una huella. No podemos mantener las ideas en compartimentos estanco, toda idea tiende a su realización, antes o después. Por eso es tan importante controlar lo que pensamos. Cada acción que realizamos en una dirección nos lleva por un camino concreto y no por otro. Al final, sin darnos cuenta, estamos caminando en una dirección, hacia una meta, que no deseábamos en un principio, que incluso rechazábamos.

Al cabo de un tiempo nos hacemos conscientes de que hemos adquirido un hábito, muchas veces pernicioso y adictivo. Se puede comenzar por fumar un pitillo en un momento de nerviosismo o estrés, aceptamos el cigarrillo que nos ofrece otro y al cabo de un tiempo ya somos fumadores adictivos. Es solo un ejemplo. Nos acostumbramos, por ejemplo, a pensar de forma racista y aunque no expresemos en voz alta nuestros pensamientos terminaremos por hacerlo y por conducirnos como auténticos racistas. Mantener en nuestra mente una determinada forma de pensar es crear leyes compulsivas que nos llevarán a obrar de esa manera. A veces podemos pensar que se nos ha escapado algo que no queríamos decir y nos sentimos mal. En realidad deberíamos sentirnos mal por pensar de esa manera, no por expresarla en palabras, nunca podremos evitar que antes o después terminemos diciendo lo que pensamos y haciendo lo que pensamos y decimos. Es una ley natural que no podemos evitar. El mentiroso compulsivo acabará creyéndose sus mentiras y actuando como si las creyera.

Muchos defectos de nuestro carácter se generan de esta forma. Nacemos como una pizarra en blanco que vamos llenando con pensamientos y algoritmos mecánicos. Durante la infancia se va conformando nuestro carácter de acuerdo al entorno en el que hemos nacido, a la relación con nuestra familia, a las respuestas que damos a los estímulos que recibimos del entorno, a la cultura que mamamos de las ubres de la sociedad en la que vivimos. Llegamos a la madurez con un conjunto de hábitos nocivos que somos incapaces de rastrear, de encontrar sus raíces. Es cierto que mucho de nuestro carácter procede de la vida que hemos llevado, pero si analizamos a fondo algunos de nuestros hábitos más enraizados podremos rastrearlos casi hasta el momento del nacimiento e incluso hasta el vientre materno, si fuéramos capaces de recordar lo que allí sentimos. Pero antes o después nos encontraríamos con hábitos que parecen incluso preceder a nuestro nacimiento. Es el karma que arrastramos de vidas pasadas en las que creamos hábitos que nos han seguido en el viaje en el tiempo, de cuerpo en cuerpo.

Para quienes creemos en la reencarnación y el karma esto es una verdad indiscutible. A quienes no creen y ni siquiera se lo han planteado les invito a rastrear estos hábitos a lo largo de todo su vida mediante la técnica chamánica de la recapitulación. Como nos interesa sobre todo librarnos de los malos hábitos que nos hacen infelices, vamos a comenzar un serio trabajo de recapitulación buscando las raíces de nuestros malos hábitos y la parte oscura de nuestro carácter en el karma que hemos arrastrado hasta esta vida.

PRINCIPIO BÁSICO

Si queremos saber si algún hábito es kármico solo tenemos que recordar las veces que determinado defecto o debilidad de carácter nos ha creado problemas. Cuantos más graves sean los problemas y cuantas más veces se repitan más kármica es la raíz de ese hábito vicioso.

RASTREANDO EL KARMA

En mi caso hay algunos defectos de carácter que me han ocasionado graves problemas a lo largo de mi vida e incluso podría ver en ellos los cimientos de mi enfermedad mental, de mi patología, de mi enfermedad del alma.

Podría situar en la cúspide mi incapacidad para controlar la ira. Es el defecto de carácter que más problemas me ha ocasionado y tal vez el síntoma más claro de mi enfermedad mental, de que voy a sufrir una crisis. Cuando me siento agresivo, malhumorado, cuando reacciono con ira incontrolable a ciertas circunstancias ya sé que estoy deslizándome por la pendiente hasta la crisis.

La gula es otro defecto fundamental. Me gusta comer y disfrutara de la comida. Eso hace que mi salud se haya resentido a lo largo de mi vida, aunque gracias a Dios las enfermedades no han sido muy graves, pero lo serán con el tiempo. Eso es inevitable.

La lujuria también me ha llevado a veces por caminos extraviados, aunque debo decir que casi siempre he podido controlar mi comportamiento y los problemas que me ha originado han sido nimios, comparados con los defectos anteriores.

CÓMO ENCONTRAR RECUERDOS DE VIDAS PASADAS

Yo utilizo mucho los sueños, aunque se pueden realizar meditaciones en ese sentido y la técnica chamánica de la recapitulación es formidable para tapar los abismos que hemos creado en nuestro pasado.

EJEMPLO DE BÚSQUEDA A TRAVÉS DEL SUEÑO

La ira ha sido mi talón de Aquiles y he intentado rastrearla en vidas pasadas, encontrar las raíces kármicas. Esto es más o menos lo que he encontrado. Ustedes pueden hacer lo mismo con sus defectos de carácter para intentar saber de dónde vienen y por qué.

Según mis sueños he tenido muchas muertes violentas. Solo ese hecho ya explicaría mi incapacidad para controlar la ira. En uno de esos sueños yo era un mongol a quien le cortaban la cabeza con una espada. Ascendía hacia lo alto maldiciendo y jurando venganza. En otro sueño yo era militar, estaba en el Oeste americano y era sargento en una especie de séptimo de caballería. Mi absoluta indiferencia hacia todo lo militar tal vez proceda de ahí. Odio mandar y que me manden, odio que me digan lo que tengo que hacer sin darme razones y sin que yo las encuentre razonables. No fue mi única vida militar. En otro sueño yo estaba en Inglaterra, iba como soldado a la primera guerra mundial, era muy jovencito y era consciente de que iba a morir. Finalmente en otro sueño durante la segunda guerra mundial yo estaba en Francia, era soldado raso y la mezquindad y miseria de la guerra me afectaba mucho.

Este sería un ejemplo de rastreo de mi defecto en vidas pasadas, una especie de karma que arrastro y arrastro, generando constantes problemas. Siempre me digo que mis ataques de cólera son justos, reacciono ante lo que considero injusto, irracional, no soporto la falta de equidad, el abuso del poder. Eso no es malo, recordemos la bienaventuranza, bienaventurados los que luchan por la justicia porque de ellos será el reino de los cielos, pero reaccionar con cólera, con ira ante esas circunstancias solo nos crea más problemas, a nosotros y a los demás y no soluciona nada.

De niño me juré ser tan bueno que Dios nunca tendría queja de mí. Al final tuve que cambiar porque todos abusaban de mi ingenuidad. Recordemos otra frase evangélica. Sed cándidos como palomas, pero prudentes como serpientes.

Vamos a dejarlo por hoy. Seguiremos en este rastreo kármico que puede sernos de gran ayuda, lo mismo que el psicoanálisis saca a la luz la raíz de ciertos comportamientos.